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1
  • Viernes II Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-01

    Evangelio según

    San Mateo 21, 33-43, 45-46

    33 “Escuchen otra parábola: había un cierto propietario que hizo una plantación de uvas y colocó una cerca a su alrededor. Cavó un tanque en ella y construyó una torre para el vigilante. Luego alquiló la plantación a algunos labradores y se fue de viaje. 34 Cuando llegó el momento de la cosecha, el propietario envió algunos empleados para recibir su parte. 35 Pero los labradores agarrando a los empleados, golpearon a uno, asesinaron a otro y mataron a otro con piedras. 36 El propietario envió más empleados que la primera vez, y los labradores les hicieron lo mismo. 37 Después de todo esto, envió a su propio hijo, pensando: “A mi hijo lo respetarán’. 38 Pero cuando los labradores lo vieron, se dijeron: ‘Él es el hijo del dueño, el heredero. Matémoslo y nos quedaremos con su plantación’. 39 Luego tomaron al hijo, lo echaron fuera de la plantación y lo mataron. 40 Ahora, cuando regrese el dueño de la plantación, ¿qué hará con esos labradores?

    41 Ellos respondieron: “Seguramente acabará con esos malvados de mala manera y alquilará la plantación a otros labradores que le darán sus frutos en el momento adecuado”.

    42 Jesús entonces les preguntó: “¿No han leído en las Escrituras: ‘La piedra que los constructores rechazaron, llegó a ser la más importante de todas? Esto fue hecho por el Señor y es algo maravilloso ante nuestros ojos’” (Sal 118:22.23)

    43 Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes y será entregado a las personas que producen los frutos del Reino.

    45 Los jefes de los sacerdotes y los fariseos al escuchar las parábolas que Jesús contó, se dieron cuenta que estaba hablando de ellos. 46 Por eso buscaban la manera de arrestarlo, pero tenían miedo de la multitud porque la gente pensaba que era un profeta.

    TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

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2
  • Sábado II Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-02

    Evangelio según

    San Lucas 15, 1-3, 11-32

    1 En una ocasión, muchos recaudadores de impuestos y pecadores acudieron a Jesús para escucharlo. 2 Los fariseos y maestros de la Ley murmuraban contra Jesús, diciendo: “Este hombre recibe pecadores y come con ellos”.

    3 Entonces Jesús contó esta parábola:

    11 Y Jesús dijo también:

    “Un hombre tenía dos hijos. 12 Un día, el más joven le dijo a su padre: ‘Padre, quiero que me des mi parte de la herencia que me corresponde ahora’. Y el padre dividió los bienes entre los dos. 13 Unos días más tarde, el hijo menor reunió todo lo que le pertenecía y se fue a un país que estaba muy lejos. Allí vivió una vida llena de pecado y malgastó todo lo que tenía.

    14 Cuando él hubo malgastado todo, vino una gran hambruna en esa región, y él comenzó a pasar necesidad. 15 Luego fue y buscó trabajo con uno de los habitantes de esa tierra y este último lo envió a su campo para cuidar a los cerdos. 16 Allí, pasaba hambre y quería comer lo que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17 Reflexionando, se dijo: ‘¡Cuántos de los trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, y yo estoy aquí pasando hambre! 18 Me levantaré, iré a mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti 19 y ya no merezco ser llamado tu hijo. Acéptame como uno de tus trabajadores’. 20 Se levantó y fue a su padre. Cuando aún estaba lejos de casa, su padre lo vio, y sintiendo compasión, corrió y se echó sobre su cuello, y lo besó. 21 El hijo le dijo: ‘¡Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti y ya no merezco ser llamado tu hijo!’

    22 Pero el padre dijo a sus empleados: ‘Saquen de inmediato la mejor ropa y vístanlo. Pónganle un anillo en el dedo y sandalias en sus pies. 23 También traigan el ternero gordo y mátenlo. Comencemos a comer y alegrémonos 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido encontrado’. Y comenzaron a festejar.

    25 Mientras tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Cuando regresó y se acercó a la casa, escuchó la música y el ruido del baile. 26 Luego llamó a un empleado y le preguntó que estaba pasando.

    27 El empleado le dijo: ‘Tu hermano ha venido y tu padre ha mandado a matar el ternero gordo por haberlo recibido sano y salvo’.

    28 El hijo mayor se enojó y se negó a entrar. Entonces el padre salió y le rogó que entrara. 29 Pero él respondió a su padre diciendo: ‘He estado trabajando para ti durante tantos años y nunca he desobedecido una orden tuya. Aun así, nunca me has dado ni un cabrito para tener una fiesta con mis amigos. 30 Pero este hijo tuyo, que ha malgastado tus bienes con prostitutas, regresó y has matado para él el ternero gordo’.

    31 Entonces su padre le dijo: ‘Hijo, siempre estás conmigo, y todo lo que es mío es tuyo. 32 Pero era necesario hacer esta fiesta y alegrarnos porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelo a vivir; estaba perdido y ha sido encontrado’”.

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3
  • Domingo III Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-03

    Evangelio según

    San Juan 2, 13-25

    13 Aproximándose la Pascua de los judíos, Jesús subió a la ciudad de Jerusalén. 14 En el patio del Templo encontró gente vendiendo bueyes, ovejas y palomas, y también sentados en sus mesas, a los que cambiaban dinero. 15 Después de hacer un látigo de cuerdas, expulsó a toda esa gente del Templo, incluyendo a las ovejas y los bueyes. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y desparramó las monedas por el suelo. 16 Él dijo a los que vendían palomas: “¡Saquen todas estas cosas de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio!”

    17 Entonces sus discípulos recordaron las palabras de lo que ha sido escrito: “El celo por tu casa me devora” (Sal 69:9).

    18 Entonces los judíos le preguntaron: “¿Qué señal puedes hacer para demostrarnos que tienes la autoridad para hacer estas cosas?”

    19 Jesús les respondió: “¡Destruyan este Templo y lo volveré a construir en tres días!”

    20 Pero los judíos dijeron: “Este Templo tomó cuarenta y seis años en construirse, ¿y tú dices que lo volverás a construir en tres días?”

    21 Pero el Templo del que Jesús estaba hablando era su propio cuerpo. 22 Cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que había dicho esto y luego creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.

    23 Cuando Jesús estaba en Jerusalén, durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en Él porque veían las señales que realizaba. 24 Pero Jesús no confiaba en ellos, porque los conocía muy bien 25 y no tenía necesidad que nadie le diera testimonio de nadie, porque Él sabía lo que había en cada persona.

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4
  • Lunes III Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-04

    Evangelio según

    San Lucas 4, 24-30

    24 Él dijo: “Ciertamente les digo que ningún profeta es bienvenido en su propia tierra. 25 Pero en verdad les digo que había muchas viudas en Israel en la época del profeta Elías, cuando no llovió durante tres años y seis meses, y hubo mucha hambre en toda la tierra, 26 pero Dios no envió a Elías a ninguna de las viudas que vivían en Israel, sino solo a una viuda que vivía en Sarepta de Sidón (1 Re 17:9). 27 También había muchos leprosos en Israel en la época del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino solo Naamán el sirio fue sanado” (2 Re 5:14).

    28 Cuando oyeron estas cosas, todos en la sinagoga estaban muy enojados; 29 se levantaron, arrastraron a Jesús fuera de la ciudad y lo llevaron a la cima de la montaña donde se construyó la ciudad, para arrojarlo allí; 30 pero Él pasó a través del medio de ellos y se fue.

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5
  • Martes III Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-05

    Evangelio según

    San Mateo 18, 21-35

    21 Entonces Pedro vino a Jesús y le preguntó: “Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Siete veces?”

    22 Le respondió Jesús: “No debes perdonar siete veces, sino setenta veces siete. 23 Porque el Reino de los Cielos es como un rey que decidió saldar cuentas con sus empleados. 24 Al comenzar a saldar las cuentas, le trajeron a uno que le debía muchos millones de monedas de oro. 25 Pero el empleado no tenía dinero para pagar, así que el señor ordenó que el empleado, su esposa e hijos se vendieran como esclavos y que todo lo que poseían también se vendiera para saldar la deuda. 26 Entonces el empleado se arrodilló ante él diciéndole: ‘Tenga paciencia conmigo, y le pagaré todo’.

    27 El señor se compadeció de aquel empleado, le perdonó la deuda y lo dejó ir. 28 Al salir de allí, aquel empleado encontró a uno de sus compañeros de trabajo que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y comenzó a sacudirlo, diciéndole: ‘¡Págame lo que me debes!’ 29 Entonces su compañero se arrodilló y le rogó: ‘Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo’. 30 Pero él no quiso, sino más bien lo hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda. 31 Cuando los otros empleados vieron lo que había sucedido, se entristecieron profundamente y fueron a contarle todo al señor. 32 Entonces el señor llamó a ese empleado y le dijo: ‘¡Empleado malvado! Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. 33 Por tanto, deberías también sentir compasión por tu compañero, como yo me compadecí por ti’. 34 El señor, estando muy enojado, lo envió a la cárcel para que lo castigaran hasta que pagara toda la deuda”.

    35 De la misma manera, mi Padre, que está en los cielos, hará con ustedes si cada uno no perdona sinceramente a su hermano”.

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6
  • Miércoles III Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-06

    Evangelio según

    San Mateo 5, 17-19

    17 No piensen que llegué para acabar con la Ley de Moisés o las enseñanzas de los Profetas. No vine a terminarlos, sino a darles todo su valor. 18 Les digo ciertamente que mientras dure el cielo y la tierra, no se perderá nada de la Ley, ni la más mínima letra, ni ningún acento hasta que todo se haya cumplido. 19 Por lo tanto, cualquiera que desobedezca el menor mandamiento y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el Reino de los Cielos. Pero quien obedezca la Ley y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado grande en el Reino de los Cielos.

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7
  • Jueves III Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-07

    Evangelio según

    San Lucas 11, 14-23

    14 Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo, y sucedió que cuando el demonio se fue, el hombre mudo comenzó a hablar. Las multitudes estaban asombradas, 15 pero algunos de ellos dijeron: “Es Beelzebul, el líder de los demonios, quien le da poder a este hombre para expulsar demonios”.

    16 Otros, queriendo poner a prueba a Jesús, le pidieron que realizara un milagro para demostrar que su poder provenía de Dios. 17 Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo:

    “Todo país que se divide contra sí mismo será destruido y caerá casa sobre casa.  18 Si el reino de Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo continuará a estar en pie su reino? Ustedes dicen que por el poder de Beelzebul yo puedo expulsar a los demonios, 19 pero si yo expulso a los demonios por  Beelzebul, ¿quién le da a sus seguidores el poder de expulsar demonios? Por tanto, sus propios seguidores serán sus jueces. 20 Pero si es por el poder de Dios que yo expulso a los demonios, entonces el Reino de Dios ya ha llegado a ustedes”.

    21 “Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su propia casa, todo lo que tiene está a salvo. 22 Pero cuando un hombre más fuerte que él lo ataca y le gana, toma todas sus armas en las que confiaba y reparte sus pertenencias”.

    23 “Quien no está conmigo está contra mí, y quien no recoge conmigo, desparrama”.

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8
  • Viernes III Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-08

    Evangelio según

    San Marcos 12, 28-34

    28 Y uno de los letrados en la Ley que los oyó discutir se acercó a Él, y sabiendo que les había respondido bien, le dijo: “¿Cuál es el primer mandamiento de todos?”

    29 Jesús le dijo: “El primero de todos los mandamientos es: Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios, es el único Señor; 30 y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y ​​con toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Éste es el primer mandamiento. 31 Y el segundo es: amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos”.

    32 Y el letrado en la Ley le dijo: “Muy bien, Maestro, es verdad lo que has dicho que hay un solo Dios, y que no hay otro fuera de él; 33 y hay que amarlo con todo el corazón, y con todo el entendimiento, y con toda el alma, y ​​con todas las fuerzas, y amar a su prójimo como a sí mismo, es más valioso que todas las ofrendas quemadas y sacrificios”.

    34 Y cuando Jesús, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: “No estás lejos del reino de Dios”. Y nadie se atrevía a preguntarle más.

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9
  • Sábado III Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-09

    Evangelio según

    San Lucas 18, 9-14

    9 Jesús también contó esta parábola a aquellos que pensaban en sí mismos que eran justos y despreciaban a los demás:

    10 “Dos hombres fueron al templo a rezar. Uno era fariseo y el otro era un recaudador de impuestos. 11 El fariseo se puso de pie y oraba así: ‘Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, y porque no soy como este cobrador de impuestos. 12 Ayuno dos veces por semana y doy una décima parte de todo lo que poseo’. 13 Pero el cobrador de impuestos se mantenía alejado y ni siquiera quería alzar los ojos al cielo sino que se golpeaba al pecho diciendo: ‘¡Oh Dios, ten piedad de mí, porque soy un pecador!’. 14 Les digo que este hombre regresó a casa justificado por Dios, mientras que el fariseo no. Porque quien se engrandece será humillado, y quien se humilla será engrandecido”.

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10
  • Domingo IV Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-10

    Evangelio según

    San Juan 9, 1-41

    1 Jesús estaba caminando cuando vio a un hombre que nació ciego. 2 Sus discípulos le preguntaron: “Rabí, ¿por qué este hombre nació ciego? ¿Fue por causa de sus pecados o por los pecados de sus padres?”

    3 Jesús respondió: “Es ciego no por causa de sus pecados o por los pecados de sus padres, sino para que las obras de Dios se muestren en él. 4 Es necesario hacer las obras del que me envió mientras es de día. Se acerca la noche, cuando nadie puede trabajar, 5 pero mientras yo estoy en el mundo, soy la luz del mundo”.

    6 Después de decir esto, Jesús escupió en el suelo, hizo un poco de barro con la saliva, frotó el barro en los ojos del ciego 7 y le dijo: “Ve a lavarte en el piscina de Siloé, que significa ‘Enviado’”.

    El ciego se fue, se lavó y se regresó ya viendo. 8 Sus vecinos y las personas que solían verlo cuando era ciego, decían: “¿No es este hombre el que se sentaba a mendigar?”

    9 Entonces algunos decían: “Es él”. Otros en cambio decían: “No, no es, pero se le parece”.

    Pero él decía: “Soy yo”.

    10 Ellos entonces le decían: “¿Cómo fueron curados tus ojos?”

    11 Él les respondió: “El hombre llamado Jesús hizo un poco de barro, lo puso en mis ojos y dijo: ‘Ve a la piscina de Siloé y lávate’. Así que fui, me lavé la cara y recuperé la vista”.

    12 Ellos le preguntaron: “¿Dónde está este hombre?”. Él les respondió: “¡No sé!”

    13 Entonces llevaron al hombre que había sido ciego delante de los fariseos, 14 ya que el día que Jesús había hecho el barro para sanar al ciego fue un sábado. 15 Entonces los fariseos también le preguntaron cómo había recuperado la vista. El hombre les respondió: “Me puso barro en los ojos, me lavé la cara y ahora veo”.

    16 Algunos fariseos decían: “El hombre que hizo esto no es de Dios porque no respeta el sábado”. Pero otros decían: “¿Cómo puede un pecador realizar estas señales?” Y debido a esto, había división entre ellos.

    17 Entonces los fariseos volvieron a preguntarle al hombre que era ciego: “¿Qué dices tú del que te curó los ojos?” Él les respondió: “Es un profeta”.

    18 Los líderes judíos no creían que él hubiera sido ciego y que ahora podía ver; por este motivo llamaron a sus padres 19 y les preguntaron: “¿Es este su hijo que dicen que nació ciego?, ¿Cómo está viendo ahora?”

    20 Sus padres respondieron: “Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego, 21 pero no sabemos cómo puede ver ahora, y tampoco sabemos quién lo curó. Él es mayor de edad; pregúntenle a él, él les puede explicar por sí mismo”.

    22 Sus padres dijeron esto porque tenían miedo, ya que los líderes judíos habían acordado expulsar de la sinagoga a cualquiera que afirmara que Jesús era el Mesías. 23 Por eso sus padres dijeron: “Él es mayor de edad; pregúntenle a él”.

    24 Entonces los líderes judíos llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: “Da gloria a Dios diciendo la verdad. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”.

    25 Él respondió: “Si es un pecador, no lo sé; pero una cosa solo sé: yo estaba ciego y ahora veo”.

    26 Le preguntaron de nuevo: “¿Qué te hizo? ¿Cómo curó tu ceguera?”

    27 El hombre les respondió: “Ya les dije, y no me han creído. ¿Por qué lo quieren escuchar de nuevo? ¿También quieren ser ustedes seguidores de Él?”

    28 Entonces ellos lo insultaron y le dijeron: “Tú eres su discípulo, mientras que nosotros somos discípulos de Moisés. 29 Nosotros sabemos que Dios le habló a Moisés; pero ese hombre, ni siquiera sabemos de dónde es”.

    30 El hombre que era ciego les respondió: “¡Qué cosa tan maravillosa! Ustedes no saben de dónde es, pero Él me curó. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero si alguien es fervoroso de Dios y hace su voluntad, a esa persona Dios escucha. 32 Desde que el mundo existe, nunca se ha oído decir que alguien haya sanado a un hombre nacido ciego. 33 Si ese hombre no viene de Dios, no habría podido hacer nada”.

    34 Le dijeron: “¿Tú naciste lleno de pecado y ahora quieres enseñarnos?” Y lo expulsaron de la sinagoga.

    35 Jesús se enteró de que el hombre había sido expulsado de la sinagoga, y  cuando lo encontró, le preguntó: “¿Crees en el Hijo del Hombre?”.

    36 Él le respondió: “Señor, ¿quién es el Hijo del Hombre para que crea en Él?”

    37 Jesús le dijo: “Lo has visto y el que te habla, es Él”.

    38 Dijo el hombre: “¡Creo, Señor!” y lo adoró.

    39 Entonces Jesús dijo: “Vine a este mundo para juzgar a las personas, para que los ciegos puedan ver y para que los que ven, se vuelvan ciegos”.

    40 Algunos fariseos que estaban con Él, escuchando esto, le preguntaron: “¿Esto significa que también nosotros somos ciegos?”.

    41 Jesús les respondió: “Si fueran ciegos, no tendrían ustedes pecado alguno, pero ahora, como ustedes dicen: ‘vemos’, entonces su pecado permanece”.

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11
  • Lunes IV Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-11

    Evangelio según

    San Juan 4, 43-54

    43 Después de pasar dos días allí, Jesús fue a la región de Galilea, 44 porque Jesús mismo dio testimonio de que un profeta no es respetado en su propia tierra. 45 Cuando llegó a Galilea, los residentes allí lo recibieron ya que habían visto cuántas cosas había obrado en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, pues ellos también habían ido a la fiesta.

    46 Jesús regresó a Caná en Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real de alto rango que vivía en Capernaúm que tenía un hijo enfermo en casa. 47 Cuando escuchó que Jesús había venido a Galilea desde Judea, fue hacia Él y le rogaba que bajara y sanara a su hijo que estaba a punto de morir.

    48 Jesús le dijo al oficial: “¡Solo creen cuando ven las señales y los prodigios!”

    49 El funcionario real le dijo: “¡Señor, ven antes de que muera mi hijo!”

    50 Jesús le dijo: “¡Vete! ¡Tu hijo vive!” El hombre creyó las palabras de Jesús y se fue. 51 En el camino se encontró con sus empleados, quienes le dijeron que su hijo vivía. 52 Luego les preguntó a qué hora el hijo había comenzado a mejorar y los empleados le respondieron: “Ayer, a la una de la tarde, le pasó la fiebre”.

    53 El padre recordó que fue en ese mismo tiempo cuando Jesús le había dicho: “Tu hijo vive”. Entonces él y toda la familia creyeron en Jesús.

    54 Jesús realizó esta segunda señal después de ir de Judea a Galilea.

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12
  • Martes IV Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-12

    Evangelio según

    San Juan 5, 1-16

    1 Después de esto, comenzó a tener lugar una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. 2 En la ciudad de Jerusalén hay una piscina, junto a la Puerta de la Ovejas, que tiene cinco galerías. En hebreo esta piscina se llama “Betzatá”. 3 Una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos descansaban en ellas, esperando a que el agua se moviera, 4 porque de vez en cuando un ángel del Señor bajaba y agitaba el agua. Entonces, el primero en ingresar a la piscina después del movimiento del agua era sanado de cualquier enfermedad que tuviera. 5 Entre ellos había un hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años.

    6 Jesús, cuando vio al hombre acostado y, sabiendo que había estado enfermo todo ese tiempo, le preguntó: “¿Quieres curarte?”

    7 El enfermo le respondió: “Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se mueve el agua; y cada vez que intento ingresar, otro se mete antes que yo”.

    8 Entonces Jesús le dijo: “¡Levántate, toma tu camilla y camina!”

    9 En ese mismo momento, el hombre fue sanado, tomó la camilla y comenzó a caminar. Ese día era sábado. 10 Entonces los líderes judíos le dijeron: “Hoy es sábado y la Ley no te permite llevar tu camilla en este día”.

    11 El hombre sanado les respondió: “El que me curó, Él mismo me dijo: ‘Toma tu camilla y camina’”.

    12 Entonces le preguntaron: “¿Quién es el hombre que te dijo: Toma tu camilla y camina?”

    13 Pero él no sabía quién era, porque Jesús se había ido debido a la multitud que estaba en ese lugar.

    14 Más tarde, Jesús encontró al hombre en el patio del Templo y le dijo: “Ahora has sido curado. No peques más, para que no te suceda algo peor”.

    15 El hombre se fue de allí y notificó a los líderes judíos que Jesús era la persona que lo había sanado. 16 Por esta razón los líderes judíos comenzaron a perseguir a Jesús porque hacía estas cosas en sábado.

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13
  • Miércoles IV Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-13

    Evangelio según

    San Juan 5, 17-30

    17 Entonces Jesús les dijo: “Mi padre trabaja hasta ahora, y yo también”.

    18 Como dijo eso, los líderes judíos estaban aún más ansiosos por matarlo, porque, además de no obedecer la Ley del sábado, afirmaba también que Dios era su propio Padre, haciéndose así igual a Dios.

    19 Entonces Jesús les dijo: “Ciertamente les digo que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo, porque solo hace lo que ve hacer al Padre. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo, 20 porque el Padre ama al Hijo y le muestra todas las cosas que Él está haciendo; y les mostrará cosas aún mayores que estas, y ustedes se sorprenderán. 21 Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. 22 El Padre no juzga a nadie, pero le ha dado al Hijo todo el poder para juzgar 23 para que todos honren al Hijo, así como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió”.

    24 “Ciertamente les digo que quien escucha mis palabras y cree en el que me envió tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida. 25 Ciertamente les digo que se acerca la hora, y ya ha llegado, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la escuchen vivirán. 26 Así como el Padre tiene la vida en sí mismo, también así le dio al Hijo el tener la vida en sí mismo. 27 Y le dio de igual manera autoridad al Hijo para juzgar, porque Él es el Hijo del Hombre”.

    28 “No se sorprendan por esto, porque se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas escucharán la voz del Hijo del Hombre 29 y saldrán de sus tumbas los que hicieron el bien para la resurrección de la vida, pero los que hicieron el mal para la resurrección de la condenación”.

    30 “Yo no puedo hacer nada por mi cuenta, pero juzgo según lo que me dice el Padre. Mi juicio es justo porque no trato de hacer mi propia voluntad, sino la voluntad de quien me envió”.

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14
  • Jueves IV Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-14

    Evangelio segun

    San Juan 5, 31-47

    31 “Si yo doy testimonio de mí mismo, entonces lo que digo en testimonio no tiene valor. 32 Pero hay otro que testifica a mi favor, y sé que lo que dice sobre mí es cierto. 33 Ustedes enviaron mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de lo que es verdad. 34 Sin embargo, no es que yo pretenda obtener de ningún ser humano testimonio en mi favor; pero se los recuerdo para que ustedes se salven”.

    35 “Juan era como una lámpara encendida y brillante, y por algún tiempo ustedes se alegraron con su luz. 36 Pero yo tengo un testimonio a mi favor aún mayor que el de Juan, porque las obras que el Padre me ha dado para cumplirlas, esas mismas obras que hago dan testimonio de mí y prueban que el Padre me envió. 37 El Padre, que me envió, también da testimonio de mí. Pero ustedes nunca han escuchado su voz, ni han visto su rostro. 38 Tampoco tienen su palabra permaneciendo en ustedes porque no creen en aquel que Él envió. 39 Estudian las Escrituras porque creen que encontrarán la vida eterna en ellas, pero ellas son las que dan testimonio de mí, 40 y ustedes no quieren venir a mí para tener vida”.

    41 “No trato de ser alabado por la gente. 42 Al contrario, yo los conozco y sé que no tienen el amor de Dios en ustedes. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me reciben, pero si otro viniera en su propio nombre y autoridad, a ése recibirían. 44 ¿Cómo van ustedes a poder creer, cuando andan aceptando gloria unos de otros, pero no buscan la gloria que viene del Dios único? 45 No piensen que yo los voy a acusar delante del Padre; ya hay quien los acusará: Moisés, en quien ustedes han puesto la esperanza. 46 Si creyeran en Moisés, también ustedes creerían en mí, porque él escribió sobre mí. 47 Pero si no creen en sus escritos, ¿cómo van a creer en mis palabras?”

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15
  • Viernes IV Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-15

    Evangelio según

    San Juan 7, 1-2, 10, 25-30

    1 Después de esto, Jesús comenzó a caminar por Galilea. Él no quería pasar por Judea, ya que los líderes judíos estaban tratando de matarlo. 2 Sucedió que la fiesta judía llamada Fiesta de las Cabañas estaba cerca.

    25 Jesús les contestó: “Ya se los he dicho, pero ustedes no lo creen. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí, 26 pero ustedes no creen porque no son mis ovejas, como se los he dicho. 27 Mis ovejas oyen mi voz y Yo las conozco y ellas me siguen, porque 28 Yo les doy vida eterna, para que nunca mueran, y nadie las arrancará de mi mano. 29 Mi Padre que me las ha dado, es mayor que todos, y nadie puede arrancarlas de la mano de mi Padre. 30 El Padre y Yo somos uno”.

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16
  • Sábado IV Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-16

    Evangelio según

    San Juan 7, 40-53

    40 Algunas personas de la multitud que escucharon estas palabras decían: “¡De verdad, este hombre es el Profeta!” 41 Otros decían: “¡Es el Mesías!” Sin embargo, otras personas se preguntaban: ¿Pero vendrá el Mesías de Galilea? 42 ¿Acaso no dice la Escritura que el Mesías vendrá de la descendencia de David y nacerá en Belén, de donde era David?”

    43 De tal manera que la gente no se ponía de acuerdo a causa de Él, 44 y a pesar que algunos querían arrestar a Jesús, nadie se atrevía a echarle mano.

    45 Los guardias del Templo regresaron al lugar donde estaban los principales sacerdotes y los fariseos, y éstos les preguntaron: “¿Por qué no trajeron a ese hombre?

    46 Los guardias respondieron: “¡Nadie nunca habló como Él!”

    47 Entonces los fariseos dijeron a los guardias: “¿También ustedes han sido engañados? 48 ¿Alguno de los principales sacerdotes o de los fariseos habrá creído en Él? 49 Pero esta gente que no conoce la Ley es maldecida por Dios”.

    50 Pero Nicodemo, que era uno de ellos y que fue al principio donde Jesús, les dijo: 51 “De acuerdo con nuestra Ley, no podemos condenar a un hombre sin escucharlo primero y descubrir lo que ha hecho”.

    52 Ellos le respondieron: “¿Eres por casualidad también de Galilea? Estudia y verás que ningún profeta sale de Galilea”. 53 Cada uno regresó a su casa

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17
  • Domingo V Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-17

    Evangelio según

    San Juan 12, 20-33

    20 Entre las personas que habían subido a Jerusalén para participar en la fiesta había algunos griegos. 21 Ellos fueron a hablar con Felipe, que era de Betsaida, en Galilea, y le preguntaron: “Señor, queremos ver a Jesús”.

    22 Felipe fue a contarle esto a Andrés, entonces los dos fueron a hablar con Jesús. 23 Jesús les respondió: “Ha llegado el momento para que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24 Ciertamente les digo que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, seguirá siendo solo un grano; pero si muere, dará mucho fruto. 25 El que ama su vida, la perderá; pero quien no se agarre a su vida en este mundo, ganará la vida eterna. 26 El que quiera servirme, sígame; y donde Yo esté, allí también estará mi servidor. Mi Padre honrará a todos los que me sirven”.

    27 Jesús continuó diciendo: “Ahora me siento muy angustiado. ¿Qué voy a decir? ¿Padre, líbrame de esta hora de sufrimiento? Pero es para pasar esta hora que he venido. 28 Padre, ¡glorifica tu nombre!”

    Entonces vino una voz del cielo que decía: “Ya lo he glorificado y lo glorificaré nuevamente”.

    29 La multitud que estaba allí escuchó la voz y dijo que era un trueno. Otros decían que un ángel le había hablado a Jesús. 30 Pero Jesús respondió, diciendo: “No fue por mí que vino esta voz, sino por ustedes. 31 Ha llegado el momento del juico de este mundo, y ahora el príncipe de este mundo será expulsado; 32 y Yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todas las personas hacia mí”.

    33 Jesús decía esto para indicar cómo iba a morir.

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18
  • Lunes V Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-18

    Evangelio según

    San Juan 8, 1-11

    1 Entonces Jesús se fue al Monte de los Olivos, 2 y al amanecer regresó al patio del Templo. Toda la gente se reunía a su alrededor y Jesús sentado, enseñaba a todos. 3 Luego, algunos maestros de la Ley y fariseos llevaron a Jesús a una mujer que había sido atrapada en adulterio y poniéndola en medio de todos, 4 le dijeron: “Maestro, esta mujer fue atrapada en el acto de adulterio, 5 y según la Ley, Moisés nos mandó a apedrear las mujeres adúlteras. ¿Tú qué dices al respecto?”

    6 Hicieron esta pregunta para obtener pruebas contra Jesús, porque querían acusarlo. Pero Jesús, inclinándose hacia el suelo, comenzó a escribir en la tierra con el dedo. 7 Mientras ellos continuaban haciendo la misma pregunta, Jesús se enderezó y les dijo: “El que esté libre de pecado entre ustedes, que sea el primero en arrojar una piedra contra esta mujer”.

    8 Luego inclinándose de nuevo, continuó escribiendo en la tierra. 9 Cuando oyeron esto, uno a uno se fueron, comenzando por los más viejos. Solo quedaron Jesús y la mujer, que estaba parada en medio.

    10 Entonces Jesús se enderezó y le dijo: “Mujer, ¿dónde están? ¿No queda nadie para condenarte?”

    11 Ella dijo: “Nadie, Señor”. Entonces Jesús le dijo: “Yo tampoco te condeno. ¡Vete y no peques más!”

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19
  • Martes V Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-19

    Evangelio según

    San Mateo 1, 16. 18-21. 24

    16 Jacob procreó a José, el esposo de María la madre de Jesús, llamado el Mesías.

    18 El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida con José, pero antes de que vivieran juntos quedó embarazada por medio de la obra del Espíritu Santo. 19 José, con quien María se iba a casar, era un hombre que siempre hacía lo correcto. Él no quería avergonzar públicamente a María y decidió romper el contrato de matrimonio secretamente. 20 Mientras José pensaba en esto, un ángel del Señor se le apareció en un sueño y le dijo: “José, descendiente de David, no tengas miedo de recibir a María como tu esposa, porque ella está embarazada por obra del Espíritu Santo. 21 Ella tendrá un niño, y lo llamarás Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”.

    24 Cuando José despertó, hizo lo que el ángel del Señor le ordenó y recibió a María como su esposa.

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20
  • Miércoles V Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-20

    Evangelio según

    San Juan 8, 31-42

    31 Entonces Jesús dijo a los judíos que habían creído en Él: “Si continúan obedeciendo mis enseñanzas, serán, verdaderamente, mis discípulos 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”.

    33 Ellos le respondieron: “Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú que seremos libres?”.

    34 Jesús les dijo: “Ciertamente les digo que quien peca es esclavo del pecado. 35 El esclavo no siempre se queda en la casa, pero el hijo sí permanece para siempre. 36 Si el Hijo los libera, entonces verdaderamente serán libres. 37 Sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero están tratando de matarme porque no aceptan mis palabras. 38 Hablo de las cosas que yo he visto de mi Padre, pero ustedes hacen lo que han aprendido de su padre”.

    39 Respondieron ellos: “¡Nuestro padre es Abraham!” Entonces Jesús les dijo: “Si fueran verdaderamente hijos de Abraham, harían las obras que él hizo. 40 Pero ahora tratan de matarme, solo porque les he hablado la verdad que he oído de Dios y tal cosa no hizo Abraham. 41 Ustedes están haciendo las obras de su padre”.

    Ellos entonces le dijeron: “Nosotros no somos hijos ilegítimos. Tenemos un Padre que es Dios”.

    42 Jesús les dijo: “Si Dios fuera su Padre, entonces verdaderamente me amarían, porque yo he salido de Dios y he venido aquí. No he venido de mí mismo, sino que Dios me envió.

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21
  • Jueves V Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-21

    Evangelio según

    San Juan 8, 51-59

    51 Verdaderamente les digo que quien obedezca mi palabra nunca morirá”.

    52 Entonces los judíos le dijeron: “¡Ahora estamos seguros de que estás poseído por un demonio! Abraham y todos los profetas murieron, pero tú dices: ‘El que obedece mi palabra nunca morirá’. 53 ¿Eres más importante que Abraham, nuestro padre, quien murió? ¡Y los profetas también murieron! ¿Quién piensas que eres?”

    54 Jesús respondió: “Si me doy gloria a mí mismo, mi gloria no tendría valor. Mi Padre es el que me da gloria, el que ustedes dicen que es su Dios. 55 Sin embargo, ustedes no lo conocen, pero yo lo conozco. Si dijera que no lo conozco, entonces sería un mentiroso como ustedes; pero lo conozco y obedezco su palabra. 56 Abraham, el padre de ustedes, se alegró de que habría de ver mi día. Él lo vio y se alegró mucho”.

    57 Los judíos le dijeron: “¿Ni siquiera tienes cincuenta años y has visto a Abraham?”

    58 Jesús respondió: “Verdaderamente les digo que antes de que Abraham existiera, Yo soy”.

    59 Entonces tomaron piedras para arrojárselas a Jesús, pero Él se escondió y salió del patio del Templo.

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22
  • Viernes V Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-22

    Evangelio según

    San Juan 10, 31-42

    31 Luego los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearlo, 32 y Jesús les dijo: “Les he mostrado muchas obras buenas de mi Padre, ahora, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?

    33 Los judíos le respondieron: “No te queremos apedrear por una buena obra, sino porque al decir eso, estás blasfemando contra Dios, porque tú mismo siendo un hombre, te haces Dios”.

    34 Entonces Jesús les dijo: “En su Ley está escrito que Dios dijo: ‘Ustedes son dioses’. 35 Si a aquellos, a quienes vino la palabra de Dios, los llamó dioses, y la Escritura no puede ser quebrantada, 36 entonces en cuanto a mí, a quien el Padre santificó y envió al mundo, ustedes dicen: ‘Tú blasfemas’” porque dije: ‘soy Hijo de Dios’. 37 Si no hago las obras de mi Padre, entonces no me crean; 38 pero si las hago, aunque ustedes no crean en mí, al menos crean en las obras que hago, para que conozcan y crean que el Padre está en mí y Yo en el Padre”.

    39 En ese momento intentaron nuevamente arrestarlo, pero Jesús escapó de sus manos, 40 y regresó nuevamente al otro lado del río Jordán, al lugar donde Juan el Bautista antes había estado bautizando y se quedó allí. 41 Y mucha gente venía a verlo, diciendo: “Juan, en verdad, no realizó ninguna señal, pero todo lo que Juan dijo sobre Jesús era verdad”.

    42 En ese lugar muchos creyeron en Jesús.

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23
  • Sábado V Semana de Cuaresma Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-23

    Evangelio según 

    San Juan 11, 45-56

    45 Muchos de los judíos que habían venido a visitar a María vieron lo que Jesús había hecho y creyeron en Él. 46 Pero algunos de ellos fueron a contar a los fariseos lo que Jesús había hecho. 47 Entonces los fariseos y los principales sacerdotes se reunieron con el Sanedrín y dijeron: “¿Qué vamos a hacer? ¡Este hombre está haciendo muchas señales! 48 Si dejamos que siga haciendo estas cosas, todos creerán en Él, y entonces vendrán los romanos y destruirán nuestro Templo y nuestro país”.

    49 Entonces Caifás, uno de ellos quien en ese año era el Sumo Sacerdote, dijo: “¡Ustedes no saben nada! 50 ¿No entienden que es mejor para nosotros que un solo hombre muera por el pueblo y no que toda la nación sea destruida?”.

    51 En ese momento Caifás no hablaba por sí mismo, sino que como era el Sumo Sacerdote ese año, estaba profetizando que Jesús iba a morir por la nación; 52 y no solo por la nación, sino también para reunir en un solo cuerpo a todos los hijos de Dios que estaban dispersos por todas partes.

    53 De esta manera, a partir de ese día, los líderes judíos acordaron los planes para matar a Jesús. 54 Por este motivo, Jesús ya no caminaba públicamente entre los judíos, sino que se fue a una región cerca del desierto, a una ciudad llamada Efraín, y se quedó allí con sus discípulos.

    55 Quedaba poco tiempo para la fiesta de Pascua, y muchos judíos subieron a Jerusalén antes de la fiesta para participar en la ceremonia de los ritos de purificación. 56 Ellos buscaban a Jesús y estando en el patio del Templo, se preguntaban unos a otros: “¿Qué piensan? ¿Acaso Jesús no vendrá a la fiesta?”.

    TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

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24
  • Domingo de Ramos Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-24

    Evangelio según

    San Marcos 14, 1-72. 15, 1-47

    1 Faltaban dos días para la fiesta de la Pascua y de los panes ázimos, y los principales sacerdotes y maestros de la Ley estaban buscando una manera de arrestar en secreto a Jesús para matarlo. 2 Por este motivo ellos decían: “No haremos esto durante la fiesta, para que no haya una revuelta de la gente”.

    3 Jesús estaba en Betania, sentado a la mesa en la casa de Simón el leproso, cuando llegó una mujer con una botella hecha de piedra alabastro, llena de perfume de flor de nardo puro muy caro. Ella rompió el cuello de la botella y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. 4 Algunos de los que estaban allí se enojaron y se decían unos a otros: “¡Que desperdicio! 5 Este perfume podría haberse vendido por más de trescientas monedas de plata, o el salario de 300 días, que podría ser entregado a los pobres”. Y así la criticaban duramente; 6 pero Jesús dijo: “Déjenla! ¿Por qué la están molestando? Ella hizo una buena obra conmigo. 7 Porque los pobres siempre se encontrarán con ustedes, y en cualquier momento los pueden ayudar. Pero ustedes no siempre me tendrán. 8 Ella ha hecho lo que pudo, porque antes de mi muerte vino a perfumar mi cuerpo para mi entierro. 9 Ciertamente les digo que en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se hablará de lo que ella ha hecho como un recuerdo de ella”.

    10 Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a hablar con los principales sacerdotes para acordar cómo les entregaría a Jesús. 11 Cuando ellos lo oyeron, se alegraron y prometieron darle dinero. Entonces Judas comenzó a buscar una oportunidad para entregarlo.

    12 El primer día de la fiesta de los panes ázimos, cuando los judíos mataban la ovejas para recordar la Pascua, sus discípulos le preguntaron a Jesús: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?”

    13 Entonces Jesús envió a dos discípulos con la siguiente orden: “Vayan a la ciudad. Allí se encontrarán con un hombre que lleva una olla de agua. Síganlo 14 y donde entre díganle al dueño de la casa: ‘el Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación donde yo y mis discípulos vamos a comer la cena de Pascua?’ 15 Luego él les mostrará el piso alto de la casa que es un comedor grande, amueblado y ordenado. Preparen allí todo para nosotros”.

    16 Los dos discípulos fueron a la ciudad y encontraron todo lo que Jesús había dicho. Entonces prepararon la cena de Pascua.

    17 Cuando llegó la tarde, vino con los doce discípulos. 18 Mientras estaban en la mesa en medio de la cena, Jesús dijo: “Ciertamente les digo que uno de ustedes, que come conmigo, me traicionará”.

    19 Ellos comenzaron a entristecerse, y uno por uno comenzaron a preguntarle: “No soy yo, ¿verdad?”

    20 Jesús les respondió: “Es uno de los doce. El que está comiendo en el mismo plato conmigo. 21 Porque el Hijo del Hombre debe morir como ha sido escrito sobre Él, pero ¡ay de aquel hombre que está traicionando al Hijo del Hombre! ¡Sería mejor para ese hombre que nunca hubiera nacido!”

    22 Mientras comían, Jesús tomó el pan y habiéndolo bendecido, lo partió y se los dio, diciendo: “Tomen. Esto es mi cuerpo”

    23 Luego tomando la copa de vino, dio gracias a Dios y la pasó a ellos, y todos bebieron de ella.

    24 Entonces les dijo Jesús: “Esta es mi sangre de la alianza que es derramada por muchos. 25 En verdad les digo que no beberé del fruto de la uva hasta el día que lo beba de nuevo en el Reino de Dios”.

    26 Luego de haber cantado los salmos, se fueron al monte de los Olivos.

    27 Y Jesús les dijo: “Todos ustedes serán escandalizados porque ha sido escrito: Golpearé al pastor, y las ovejas serán dispersadas. 28 Pero después de que yo sea resucitado, iré delante de ustedes a Galilea”.

    29 Entonces Pedro le dijo: “¡Aunque todos serán escandalizados, yo no lo seré!”

    30 Pero Jesús le dijo: “Ciertamente te digo que hoy en la noche, antes de que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces”.

    31 Pero Pedro con insistencia decía: “Aunque sea necesario morir contigo, yo nunca te negaré”. Y de la misma manera decían todos los demás.

    32 Ellos llegaron a un lugar llamado Getsemaní y Jesús dijo a sus discípulos: “Siéntense aquí mientras voy a orar”.

    33 Entonces tomando consigo a Pedro, Santiago y Juan, Jesús comenzó a alarmarse y angustiarse, 34 y les dijo: “Mi alma se siente muy triste hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y estén alerta”.

    35 Yéndose un poco más lejos, cayó con la cara en el suelo y oraba con la finalidad, de ser posible, se alejara de Él aquella hora; 36 y decía así: “¡Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti! Quítame esta copa de sufrimiento. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres”.

    37 Luego regresó y encontró a los tres discípulos durmiendo. Entonces le dijo a Pedro: “¿Simón, estas durmiendo? ¿No puedes estar despierto una hora? 38 Vigilen y oren para que no entren en la tentación. El espíritu está dispuesto pero la carne es débil”.

    39 De nuevo Jesús se fue y oró, diciendo las mismas palabras. 40 Luego regresó al lugar donde estaban los discípulos y los encontró nuevamente dormidos. Tenían mucho sueño y no podían mantener los ojos abiertos. Y no sabían qué responderle.

    41 Cuando Jesús regresó por tercera vez, les dijo: “¿Siguen durmiendo y descansando?” ¡Suficiente! Ha llegado la hora, ahora mismo el Hijo del Hombre está siendo entregado en las manos de los pecadores. 42 ¡Levántense y vámonos! ¡Miren! Ya se acerca el que me está traicionando”

    43 Jesús todavía estaba hablando cuando repentinamente vino Judas, uno de los doce discípulos, y con él llegó una multitud armada con espadas y palos, que habían sido enviados por los principales sacerdotes, los maestros de la ley y los líderes judíos. 44 El que los iba a entregar había arreglado con ellos una señal. Él les había dicho: “A quien yo bese, ése es, agárrenlo y llévenselo a un lugar seguro”.

    45 Cuando Judas llegó se acercó de inmediato a Jesús y le dijo: “Maestro!” Y lo besó. 46 Entonces ellos lo tomaron y lo arrestaron. 47 Pero uno de los que estaban allí desenvainó su espada, atacó a un sirviente del Sumo Sacerdote y le cortó la oreja.

    48 Entonces Jesús les dijo: “¿Vienen con espadas y palos para arrestarme como si fuera un bandido? 49 Estaba con ustedes todos los días, enseñando en el Templo, y ustedes no me arrestaron. Pero esto está sucediendo para que se cumplan las Sagradas Escrituras.

    50 Entonces todos los discípulos abandonando a Jesús, huyeron.

    51 Un cierto joven envuelto en una sábana seguía a Jesús y algunos trataron de arrestarlo, 52 pero él dejó caer la sábana y huyó desnudo.

    53 Luego llevaron a Jesús a la casa del Sumo Sacerdote, donde se reunieron los principales sacerdotes, algunos líderes de los judíos y algunos maestros de la Ley.

    54 Pedro lo siguió desde lejos y entró en el patio de la casa del Sumo Sacerdote. Se sentó junto al fuego con los guardias para calentarse. 55 Los principales sacerdotes y todo el Alto Concilio del Sanedrín buscaban encontrar alguna acusación contra Jesús para condenarlo a muerte. Pero no obtuvieron ninguna, 56 ya que muchos decían mentiras contra Él, pero sus historias no coincidían entre sí.

    57 Algunos, poniéndose de pie, daban falso testimonio contra Él diciendo: 58 “Nosotros escuchamos cuando dijo: Yo destruiré este Templo que fue construido por manos humanas y en tres días construiré otro no construido por manos humanas.”

    59 Aún así, sus historias no coincidían entre sí.

    60 Entonces el sumo sacerdote se levantó entre ellos y dijo a Jesús: “¿No vas a responder a nada de lo que éstos te acusan?” 61 Pero Jesús guardando silencio y no respondió nada. Entonces el Sumo Sacerdote volvió a preguntar: “¿Eres el Mesías, el Hijo del Dios Bendito?”

    62 Jesús respondió: “Yo soy ¡Y verán al Hijo del Hombre sentado en el lado derecho del Dios Todopoderoso y bajando con las nubes del cielo!”

    63 Entonces el Sumo Sacerdote, rompiendo su túnica, dijo: “¡Qué necesidad tenemos de testigos! 64 ¡Han escuchado la blasfemia! Entonces, ¿qué les parece? Todos ellos lo condenaron como uno que es culpable de muerte.

    65 Entonces algunos comenzaron a escupirle y cubriéndole la cara, le daban puñetazos mientras le decían: “Profetiza”; y los guardias también lo recibieron dándole puñetazos en la cara.

    66 Pedro todavía estaba en el patio cuando apareció una de las sirvientas del Sumo Sacerdote, 67 y cuando ella vio a Pedro calentándose cerca del fuego, lo miró directamente y le dijo: “También tú estabas con Jesús, el nazareno”.

    68 Pero él lo negó, diciendo: “No sé. No entiendo de qué estás hablando”. Salió afuera, hacia la entrada, y un gallo cantó. 69 Cuando la criada vio a Pedro allí, comenzó a decir a los que estaban cerca de ella: “Este hombre es uno de ellos”. 70 Pero lo negó de nuevo. Poco después, las personas que estaban allí le dijeron nuevamente a Pedro: “No hay duda de que eres uno de ellos, porque eres galileo”. 71 Entonces Pedro comenzó a maldecir y a jurar: “No conozco a este hombre de quien hablan”.

    72 Inmediatamente un gallo cantó por segunda vez, y Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: “Antes de que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces”. Entonces Pedro, cayendo al piso, comenzó a llorar.

    1 Tan pronto como amaneció, los principales sacerdotes se reunieron con los líderes de los judíos, con los maestros de la Ley y con todo el Alto Concilio del Sanedrín, y después de atar a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato. 2 Pilato le preguntó: “¿Eres tú el Rey de los judíos?” Y respondiéndole Jesús, le dijo: “Tú lo dices”.

    3 Y los principales sacerdotes hacían muchas acusaciones contra Él. 4 Pilato luego hizo otra pregunta: “¿No vas a responder nada? ¡Mira cuántos cargos están haciendo contra ti!” 5 Pero Jesús no decía nada más, y Pilato se sorprendió de esto.

    6 En cada fiesta de Pascua, Pilato solía liberar a uno de los prisioneros a petición del pueblo. 7 En ese momento, un hombre llamado Barrabás fue encarcelado con algunos rebeldes que habían matado a algunas personas en una revuelta. 8 La multitud vino y comenzó a pedirle a Pilato, como siempre, que liberara a un prisionero. 9 Entonces Pilato les contestó: “¿Quieren que les libere al Rey de los judíos?” 10 Porque sabía muy bien que los principales sacerdotes se lo habían entregado por envidia. 11 Pero los principales sacerdotes provocaron al pueblo a pedirle a Pilato que liberara más bien a Barrabás. 12 Pilato volvió a hablar al pueblo, y les decía: “¿Qué quieren que haga con el que llaman el Rey de los judíos?”

    13 Y ellos gritaron de nuevo: “¡Crucifícalo!” 14 Pero Pilato les decía: “¿Qué crimen cometió?”. Pero ellos gritaron aún más fuerte: “¡Crucifícalo!”

    15 Pilato, queriendo complacer a la gente, liberó a Barrabás, como lo habían pedido. Después de hacer azotar a Jesús, lo entregó para que fuera crucificado.

    16 Entonces los soldados llevaron a Jesús al patio interior del palacio del gobernador, llamado Pretorio, y reunieron a toda la tropa. 17 Luego lo vistieron con una capa roja y le pusieron una corona hecha de ramas espinosas. 18 Y comenzaron a saludarlo, diciendo: “¡Viva el Rey de los judíos!”

    19 Le golpeaban la cabeza con un bastón, le escupían y poniéndose de rodillas, fingían que lo estaban adorando. 20 Después de burlarse de Él, le quitaron la capa roja y lo vistieron con su propia ropa. Luego lo sacaron para crucificarlo.

    21 Ellos obligaron a uno que pasaba por allí de regreso del campo, un tal Simón de Cirene, el padre de Alejandro y Rufo, para que cargase su cruz.

    22 Lo llevaron a un lugar llamado Gólgota que es traducido como “Lugar de la calavera”.

    23 Querían darle vino mezclado con mirra, pero Él no lo tomó. 24 Entonces lo crucificaron, y se dividieron sus vestiduras entre ellos, sorteando dados, para ver que se llevaría cada uno. 25 Eran las nueve de la mañana cuando crucificaron a Jesús. 26 Un letrero había sido escrito con la acusación contra Él: “El Rey de los Judíos”.

    27 Con Él también crucificaron a dos ladrones: uno a su derecha y el otro a su izquierda. 28 Así se cumplió la Escritura: “Con los criminales fue contado”

    29 Los que pasaban por allí lo insultaban, sacudiendo la cabeza y le decían: “¡Oye, el que destruye el templo y en tres días lo reconstruyes!” 30 “¡Sálvate a ti mismo, bajando ahora de la cruz!”

    31 De la misma manera los principales sacerdotes junto a los maestros de la ley se burlaban de Él entre ellos, y decían: “¡Salvó a otros, pero no puede salvarse a sí mismo!” 32 “¡El Mesías, el Rey de Israel!, ¡baja ahora de la cruz para que veamos y creamos!” Y los que estaban crucificados con Él también lo insultaban.

    33 Cuando llegó el mediodía, comenzó a oscurecerse, y toda la tierra estuvo tres horas en la oscuridad. 34 A las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerte voz: “¡Eloi, Eloi, lemma sabactani!”, que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

    35 Algunas de las personas allí presentes, después de escucharlo, decían: “¡Mira! ¡Llama a Elías!”.

    36 Alguien corrió y empapó una esponja en vinagre, la puso al final de un bastón y se la dio para que bebiera, diciéndole: “Dejen, veamos si Elías viene para bajarlo”.

    37 Entonces Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.

    38 La cortina del Templo se rasgó en dos pedazos de arriba a abajo. 39 El oficial del ejército romano que estaba de pie delante de Él, cuando vio que había muerto de esta manera, dijo: “¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!”

    40 Algunas mujeres también estaban allí, observando desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé. 41 Ellas habían acompañado y servido a Jesús desde cuando estaba en Galilea. Además de éstas, había muchas otras mujeres que habían ido con Él a Jerusalén.

    42 Cuando era casi de noche, como era el día de la preparación, es decir, la tarde antes del sábado, 43 vino José de la ciudad de Arimatea quien era un hombre importante del Concilio Superior; él también esperaba la venida del Reino de Dios. Llenándose de valor, fue hacia Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.

    44 Pero Pilato se sorprendió al saber que ya había muerto y llamando al oficial romano, le preguntó si ya estaba muerto.45 Después de recibir la información del oficial, Pilato le entregó a José el cuerpo.

    46 Después de haber comprado una sábana de lino, lo bajó de la cruz y lo envolvió en la sábana. Luego lo colocó en una tumba que había sido excavada en la roca y rodó una piedra grande sobre la entrada de la tumba. 47 Mientras María Magdalena y María, la madre de José, observaban dónde era colocado.

    TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

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25
  • Lunes Semana Santa Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-25

    Evangelio según

    San Juan 12, 1-11

    1 Seis días antes de la Pascua, Jesús fue al pueblo de Betania, donde vivía Lázaro, quien había estado muerto, y a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. 2 Allí prepararon una cena para Jesús. Marta ayudó a servir, y Lázaro fue uno de los que estaban sentados a la mesa con Él. 3 Entonces María tomó una botella llena de un perfume muy caro, hecho de flor de nardo puro. Lo derramó en los pies de Jesús y se los secó con sus cabellos; y toda la casa se llenó del olor del perfume. 4 Uno de sus discípulos, Judas Iscariote, hijo de Simón, el que iba a traicionar a Jesús, dijo: 5 “¿Por qué no se vende este perfume por trescientas monedas de plata y así el dinero se le puede dar a los pobres?” 6 Judas dijo esto, no porque le importaban los pobres, sino porque era un ladrón, y ocupándose de la bolsa de dinero, solía agarrar de lo que se echaba en ella.

    7 Entonces Jesús dijo: “Deja a María tranquila. Ella ha guardado el perfume para el día de mi entierro. 8 Los pobres siempre estarán con ustedes, pero Yo no siempre estaré con ustedes”.

    9 Muchos de los judíos se dieron cuenta que Jesús estaba en Betania. Entonces fueron allí no solo por Él, sino también para ver a Lázaro, el hombre que Jesús había resucitado de entre los muertos. 10 Los principales sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, 11 porque debido a él, muchos judíos se estaban separando de ellos y creían en Jesús.

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26
  • Martes Semana Santa Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-26

    Evangelio según

    San Juan 13, 21-33. 36-38

    21 Después de decir esto, Jesús estaba muy angustiado y declaró abiertamente a los discípulos: “En verdad les digo que uno de ustedes me traicionará”.

    22 Los discípulos se miraban los unos a los otros, sin saber de quién estaba hablando. 23 Uno de sus discípulos, aquel a quien Jesús amaba, estaba recostado a la mesa junto al pecho de Jesús, 24 y Simón Pedro le hizo una señal para que le preguntara quien era aquel de quien estaba hablando. 25 Entonces ese discípulo, recostado al pecho de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?”

    26 Jesús le contestó: “¡A quien yo le voy a dar un trozo de pan mojado, ése es!” Entonces, mojando un trozo de pan en el plato, se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón. 27 Y tan pronto como Judas recibió el pan remojado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo a Judas: “Lo que debes hacer, hazlo rápido”.

    28 Ninguno de los que estaban en la mesa entendió por qué Jesús dijo esto. 29 Como Judas era el responsable de la bolsa del dinero, algunos pensaron que Jesús le había dicho que comprara algo para la fiesta o que le diera algo de limosna a los pobres”.

    30 Judas, después de haber tomado el trozo de pan, se fue de inmediato. Ya era de noche.

    31 Cuando Judas salió de ese lugar, Jesús dijo: “Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y a través de Él, Dios es glorificado; 32 y si a través de Él, Dios es glorificado, entonces Dios en sí mismo lo glorificará, y lo glorificará muy pronto. 33 Hijitos, no estaré con ustedes por mucho tiempo. Me buscarán, pero como les dije a los judíos: ‘a donde yo voy, ustedes no pueden ir’; de la misma manera ahora se los digo a ustedes”.

    36 Simón Pedro le preguntó a Jesús: “Señor, ¿a dónde vas?” Jesús le respondió: “No me puedes seguir por ahora a donde Yo voy, pero después me seguirás”.

    37 Pedro volvió a preguntarle: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy listo para dar mi vida por ti!”

    38 Jesús le respondió: “¿En serio darás tu vida por mí? Ciertamente te digo que antes de que el gallo cante, habrás dicho tres veces que no me conoces”.

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27
  • Miércoles Semana Santa Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-27

    Evangelio según

    San Mateo 26, 14-25

    14 Entonces uno de los doce discípulos, llamado Judas Iscariote, fue a hablar con los jefes de los sacerdotes, 15 y les dijo: “¿Cuánto me quieren dar si yo se los entrego? Ellos le fijaron treinta piezas de plata. 16 Y desde entonces Judas estaba buscando una oportunidad para entregar a Jesús.

    17 El primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?”

    18 Él les respondió: “Vayan a la ciudad, a la casa de un cierto hombre y díganle: ‘El Maestro dice: mi tiempo está cerca. Voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”.

    19 Los discípulos hicieron lo que Jesús les ordenó y prepararon la cena de Pascua. 20 Cuando anocheció, Jesús se sentó a comer con los doce. 21 Durante la cena, Jesús dijo: “Ciertamente les digo que uno de ustedes me traicionará”.

    22 Estaban profundamente entristecidos y, uno por uno, comenzaron a preguntarle: “¿Acaso soy yo, Señor?”

    23 Él respondiendo, dijo: “El que mete la mano conmigo en el plato, ése me traicionará. 24 Porque el Hijo del Hombre morirá como está escrito sobre Él, pero ¡ay del que traiciona al Hijo del Hombre! ¡Sería mejor para tal hombre que nunca hubiera nacido!”

    25 Entonces respondiendo Judas, el traidor, le preguntó: “¿Acaso soy yo, Maestro?” Jesús le dijo: “Tú lo has dicho”.

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28
  • Jueves Santo Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-28

    Evangelio según

    San Juan 13, 1-15

    1 Faltando poco para la fiesta de Pascua, Jesús sabía que había llegado el momento de dejar este mundo para ir al Padre, y habiendo amado a los suyos que estaban en este mundo, los amó hasta el final.

    2 Jesús y sus discípulos estaban cenando, pero ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de traicionar a Jesús. 3 Jesús sabiendo que el Padre le había dado todo el poder y que Él había salido de Dios e iba a Dios, 4 se levantó, se quitó el manto, tomó una toalla y se la ató a la cintura. 5 Luego puso agua en un recipiente y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla. 6 Pero cuando se acercó a Simón Pedro, él le dijo: “¿Tú me vas a lavar los pies, Señor?”

    7 Jesús le respondió: “Ahora tú no entiendes lo que estoy haciendo, pero luego lo entenderás”.

    8 Pedro le dijo: “¡Nunca me lavarás los pies!” Jesús le respondió: “¡Si no te lavo, ya no serás mi discípulo!”

    9 Simón Pedro le dijo: “¡Entonces, Señor, no me laves los pies solamente, lávame las manos y la cabeza también!”

    10 Jesús le dijo: “La persona que ya se ha lavado, solo necesita lavarse los pies porque ya está limpia. Todos ustedes están limpios, o mejor dicho, todos menos uno”.

    11 Jesús sabía quién era el traidor; por eso dijo: “Todos menos uno”.

    12 Después de lavar los pies de sus discípulos, Jesús volvió a ponerse el manto, se sentó nuevamente a la mesa y les preguntó: ¿Entienden lo que he hecho con ustedes? 13 Ustedes mismos me llaman ‘Maestro’ y ‘Señor’ y tienen razón, porque realmente lo soy. 14 Pero si Yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, entonces también ustedes deben lavarse los pies, los unos a otros. 15 Yo les he dado el ejemplo para que hagan lo mismo que he hecho con ustedes.

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29
  • Viernes Santo de la Pasión del Señor Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-29

    Evangelio según

    San Juan 18, 1-40.  19, 1-42

    1 Después de decir estas cosas, Jesús salió con los discípulos y se fue al otro lado del riachuelo del Cedrón. Allí había un jardín, donde Jesús entró con sus discípulos. 2 Judas, el traidor, también conocía ese lugar porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. 3 Así que Judas, tomando consigo una un grupo de soldados y algunos guardias de los principales sacerdotes y fariseos, fueron al jardín armados y llevando linternas y antorchas. 4 Jesús, sabiendo todas las cosas que le iban a pasar, caminó hacia ellos y les preguntó: “¿A quién están buscando?”

    5 Ellos le respondieron: “¡A Jesús de Nazaret!”

    Jesús les dijo: “¡Yo soy!”

    Judas, el traidor, estaba también con ellos. 6 Cuando Jesús dijo: “Yo soy”, retrocedieron y cayeron al suelo.

    7 Jesús les preguntó de nuevo: “¿A quién están buscando?” Ellos respondieron de nuevo: “¡A Jesús de Nazaret!”

    8 Jesús dijo: “Ya les he dicho que soy Yo. Si me están buscando a mí, ¡dejen que estos otros se vayan!”

    9 Jesús dijo esto para que se cumpliese lo que había dicho antes: “de todos los que me diste, ninguno perdí”.

    10 Entonces Simón Pedro, quien tenía una espada, la sacó, atacó a un empleado del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El empleado se llamaba Malco. 11Jesús, entonces, le dijo a Pedro: “¡Mete tu espada en la funda! ¿Crees que no beberé la copa de sufrimiento que el Padre me ha dado?”

    12 Entonces el grupo de los soldados, el comandante y los guardias de los judíos arrestaron a Jesús y lo ataron. 13 Luego se lo llevaron primero a la casa de Anás porque él era el suegro de Caifás, quien era el Sumo Sacerdote en ese año. 14 Caifás fue quien había aconsejado a los líderes judíos que lo mejor para ellos era que solo un hombre muriera por el pueblo.

    15 Simón Pedro seguía a Jesús, junto con el otro discípulo. Ese discípulo era conocido por el Sumo Sacerdote y por eso logró entrar al patio de la casa de Anás con Jesús; 16 pero Pedro se quedó afuera, cerca de la puerta. El otro discípulo, conocido por el Sumo Sacerdote, salió y habló con la empleada que estaba encargada de la puerta, y ella dejó entrar a Pedro. 17 Entonces ella le preguntó: “¿No eres tú uno de los seguidores de ese hombre?” Él le respondió: ¡No los soy!

    18 Debido al frío, los sirvientes y los guardias habían encendido un fuego y estando de pie, estaban calentándose a su alrededor. Pedro también estaba de pie entre ellos, calentándose junto al fuego.

    19 El Sumo Sacerdote le hizo algunas preguntas a Jesús sobre sus seguidores y su enseñanza.

    20 Jesús le respondió: “He hablado con todos en público, y siempre he enseñado en la sinagoga y en el patio del Templo, donde se reúnen todos los judíos, y nunca dije nada en secreto. 21 Entonces, ¿por qué me haces estas preguntas? Pregúntales a los que me han escuchado, ya que saben muy bien lo que les he dicho”.

    22 Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias del Templo que estaba allí lo golpeó en la cara y le dijo: “¿De esta forma le hablas al Sumo Sacerdote?”

    23 Jesús le respondió: “Si he hablado mal, ¡prueba en qué cosa está el mal! Pero si no he hablado mal, ¿por qué me pegas?”

    24 Entonces Anás envió a Jesús atado a Caifás, el Sumo Sacerdote.

    25 Pedro todavía estaba parado allí, calentándose junto al fuego, y algunos de los presentes le preguntaron: “¿No eres tú uno de los seguidores de ese hombre? Pedro, negándolo, dijo: “¡No lo soy!”

    26 Uno de los empleados del Sumo Sacerdote, un pariente del hombre a quien Pedro le había cortado la oreja, le preguntó: “¿No te vi yo con Él en el jardín?”

    27 Pedro de nuevo lo negó. Y en ese mismo instante el gallo cantó.

    28 Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Era ya temprano en la mañana, y los líderes judíos no entraron al palacio porque querían permanecer puros para poder comer la cena de Pascua. 29 Entonces el gobernador Pilato salió a recibirlos y les preguntó: “¿Qué acusación tienen ustedes contra este hombre?”

    30 Ellos respondieron: “¿Crees que te entregaríamos a este hombre si no hubiera cometido un crimen?”

    31 Pilato dijo: “Tomen a este hombre y júzguenlo ustedes mismos, de acuerdo con su Ley”.

    Luego los judíos le respondieron: “No tenemos autoridad de matar a nadie”.

    32 Esto sucedió para que se cumpliera la palabra que Jesús dijo sobre la manera en que iba a morir.

    33 Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?”

    34 Jesús le respondió: ¿Estás diciendo esto por ti mismo, o te lo han dicho otras personas de mí?”

    35 Pilato dijo: “¿Soy yo judío por casualidad? Tu propia gente y los principales sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?”

    36 Jesús respondió: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis seguidores lucharían para que Yo no fuera entregado a los líderes judíos. Pero mi Reino no es de este mundo”

    37 Le preguntó Pilato: “¿Entonces tú eres el rey?”

    Jesús le respondió: “¡Tú estás diciendo que yo soy el rey! Para esto Yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Toda persona que es de la verdad, escucha mi voz”.

    38 Pilato le dijo: “¿Cuál es la verdad?”

    Después de decir esto, Pilato volvió a salir a hablar con la multitud de los judíos y les dijo: “No veo razón para condenar a este hombre. 39 Pero, ustedes tienen la costumbre de que les libere un prisionero en la fiesta de Pascua. ¿Quieren entonces que les libere al rey de los judíos?”

    40 Todos comenzaron a gritar de nuevo: “¡No a ese hombre! ¡Libera a Barrabás!”  Barrabás era un criminal.

    1 En ese momento Pilato, tomando a Jesús, hizo que lo azotaran. 2 Los soldados hicieron una corona de ramas espinosas, se la pusieron en la cabeza y lo vistieron con una capa roja, 3 diciéndole: “¡Viva el Rey de los judíos!”, y lo golpeaban en la cara.

     4 Pilato volvió a salir y dijo a la multitud: “¡Aquí se los traigo, para hacerles saber que no encuentro ningún delito para condenarlo!”

    5 Entonces Jesús salió con la corona de espinas en la cabeza y vestido con la capa roja. Pilato les dijo: “¡Aquí mismo está el hombre!”

    6 Cuando los principales sacerdotes y los guardias del Templo vieron a Jesús, comenzaron a gritar: “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!”

    Pilato les dijo: “Ustedes mismos tómenlo y crucifíquenlo porque yo no encuentro ninguna razón criminal para condenar a este hombre”.

    7 Los judíos le respondieron: “Nosotros tenemos una Ley, y de acuerdo a nuestra Ley, este hombre debe morir porque dice ser el Hijo de Dios”.

    8 Cuando Pilato oyó esto, tuvo aún más miedo. 9 Entró nuevamente al palacio y le preguntó a Jesús: “¿De dónde tú eres? Pero Jesús no le respondió. 10 Entonces Pilato le dijo: ¿No quieres hablar conmigo? Recuerda que tengo la autoridad para liberarte como para que te crucifiquen”.

    11 Jesús le respondió: “No tienes ninguna autoridad sobre mí, excepto solo aquella te ha sido dada por Dios. Por tanto, el que me ha entregado a ti, es culpable de un pecado mayor”.

    12 A partir de ese momento, Pilato quería liberar a Jesús, pero los judíos gritaban, diciendo: “Si liberas a ese hombre, ¡no eres amigo del Emperador! ¡Toda persona que se hace rey, es enemigo del Emperador!”

    13 Cuando Pilato oyó esto, sacó a Jesús afuera y se sentó en la sala del tribunal, en el lugar llamado “Acera de piedra”, o “Enlosado”, que en hebreo es “Gabatá”.

    14 Era casi mediodía y era el momento de la preparación de la Pascua. Pilato, entonces, dijo a los judíos: “¡Aquí está su Rey!”

    15 Pero ellos gritaron: “¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!”.

    Pilato les preguntó: “¿Quieren ustedes que crucifique a su Rey?”

    Los principales sacerdotes respondieron: “Nuestro único rey es el Emperador”.

    16 Con esto Pilato entregó a Jesús a los soldados para que fuera crucificado. Ellos, entonces, se lo llevaron.

    17 Jesús salió llevando su cruz, yendo al lugar llamado “La Calavera” (que en hebreo se dice “Gólgota”).

    18 Allí los soldados crucificaron a Jesús, y también crucificaron a otros dos hombres, uno a cada lado de Él, estando Jesús en el medio. 19 Pilato también escribió en un letrero la causa de la condena que decía: “Jesús el Nazareno, rey de los judíos”. 20 Muchos de los judíos leyeron el letrero porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad. El letrero estaba escrito en hebreo, griego y latín.

     21 Entonces los principales sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: “No escribas: ‘Rey de los judíos’, sino escribe: ‘Este hombre dijo: yo soy el rey de los judíos’”.

    22 Pilato respondió: “Lo que he escrito, he escrito”.

    23 Después de que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron su ropa y la dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica que era perfecta sin costura, toda tejida en una sola pieza de arriba a abajo. 24 Entonces los soldados se dijeron unos a otros: “No partamos la túnica, sino apostémosla para ver quien se la gana a la suerte”.

    Esto sucedió para que se cumpliese lo que dice la Escritura: “Repartieron mis vestidos entre ellos y sobre mi ropa echaron las suertes” (Ex 12:46; Nm 9:12; Sal 34:20). De esta manera lo hicieron los soldados.

    25 Cerca de la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre,  María, la esposa de Cleofás, y también María Magdalena.

    26 Cuando Jesús vio a su madre y al discípulo a quien Él amaba, que estaba presente cerca de ella, le dijo: “Mujer, aquí mismo tienes a tu hijo”.

    27 Luego le dijo al discípulo: “Aquí está tu madre”. Y a partir de aquella hora, el discípulo la recibió para que se quedara con él.

    28 Después de ese momento, Jesús sabiendo que todo estaba ya consumado, para que se cumpliese lo que dice la Escritura, dijo: “¡Tengo sed!”

    29 Había un jarro lleno de vinagre, entonces ellos mojaron una esponja en el vinagre, pusieron la esponja en un rama de hisopo y le tocaron la boca con ella. 30 Cuando Jesús bebió el vinagre, dijo: “¡Todo está cumplido!”

    Luego bajando la cabeza, murió entregando el espíritu.

    31 Entonces los líderes judíos le pidieron a Pilato que rompiera las piernas de los que habían sido crucificados y que los quitara de las cruces. Porque era el día de la Preparación, y así los cuerpos no quedarían en la cruz en el sábado, pues aquel era el Gran Sábado.

    32 Los soldados, entonces, fueron y rompieron las piernas del primer hombre que había sido crucificado con Jesús y luego rompieron las piernas del otro, 33 pero cuando se acercaron a Jesús, vieron que ya estaba muerto y por eso no le rompieron las piernas. 34 Pero uno de los soldados atravesó el costado de Jesús con una lanza y al instante, salió sangre y agua.

    35 El que vio esto da testimonio, y su testimonio es verdadero, ya que él sabe que dice la verdad para que todos ustedes también crean 36 Estas cosas sucedieron para que se cumpliese lo que dice la Escritura: “Ninguno de sus huesos será roto”. 37 Y de igual manera otro lugar de la Escritura dice: “Mirarán al que atravesaron”.

    38 Después de esto, José, de la ciudad de Arimatea, que era un discípulo de Jesús, pero en secreto, porque tenía miedo de los líderes judíos, le pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Pilato se lo permitió, y José fue y se llevó el cuerpo de Jesús. 39 Nicodemo, el que había ido a hablar con Jesús por la noche, fue también con José, llevando como unos treinta y cuatro kilos de una mezcla de aloe y mirra. 40 Los dos hombres tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en sábanas sobre las cuales habían extendido esta mezcla de especias aromáticas, como era la costumbre judía de preparar los cuerpos para ser sepultados.

    41 En el lugar donde Jesús había sido crucificado había un jardín, y en ese jardín había una tumba nueva donde aún no se había sepultado a nadie. 42 Pusieron el cuerpo de Jesús allí porque la tumba estaba cerca ya que era la preparación de los judíos.

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30
  • Sábado Santo Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-30

    Evangelio egún

    San Marcos 16, 1-7

    1 Cuando terminó el sábado, María Magdalena, Salomé y María, la madre de Santiago, compraron aromas para ir a perfumar el cuerpo de Jesús. 2 La madrugada del domingo, recién salido el sol, fueron a la tumba, 3 y se decían las unas a las otras: “¿Quién removerá para nosotros la piedra que cierra la entrada a la tumba?”

    4 Pero cuando levantaron los ojos, observaron que la piedra que era muy grande ya había sido removida. 5 Entrando a la tumba, vieron a un joven vestido de blanco sentado en el lado derecho; ellas estaban muy asustadas; 6 pero él les dijo: “No tengan miedo! Buscan a Jesús Nazareno, quien fue crucificado; Él no está aquí, porque ha sido resucitado. Miren el lugar donde lo pusieron. 7 Ahora vayan y díganle a sus discípulos y a Pedro que Él va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, tal como Él se los dijo”.

    TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

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31
  • Domingo de Pascua Resurrección del Señor Ciclo B
    Todo el día
    2024-03-31

    Evangelio según

    San Juan 20, 1-9

    1 El primer día de la semana, el domingo, muy temprano en la mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue a la tumba y vio que la piedra que cubría la entrada había sido movida. 2 Luego corrió al lugar donde estaban Simón Pedro y otro discípulo, el que Jesús amaba, y les dijo: “Se llevaron al Señor de la tumba, y no sabemos dónde lo pusieron”.

    3 Pedro y el otro discípulo, saliendo de allí, fueron a la tumba. 4 Los dos corrieron juntos, pero el otro discípulo corrió más rápido que Pedro y llegó primero. 5 Inclinándose para mirar dentro, vio las sábanas de lino puestas allí pero no entró en la tumba. 6 Poco después llegó Simón Pedro y entró en la tumba. Él también vio las sábanas colocadas allí 7 y la tela que había sido puesta sobre la cabeza de Jesús, no estaba con las sábanas, sino que estaba enrollada a un lado aparte. 8 Entonces el otro discípulo, que había llegado primero, también entró en la tumba. Él vio y creyó. 9 Esto fue así porque todavía no habían entendido la Escritura, ya que era necesario que Jesús resucitase de entre los muertos.

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