Lunes XXVII Semana Tiempo Ordinario Ciclo A
Evangelio según
San Lucas 10, 25-37
25 Se levantó un maestro de la Ley y, queriendo ponerlo a prueba, le preguntó a Jesús:
“Maestro, ¿qué debo hacer para lograr la vida eterna?”
26 Jesús le respondió:
“¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo entiendes lo que dice?
27 El hombre le respondió:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo” (Deut 6:5; Lev 19:18).
28 Jesús le dijo: “¡Tu respuesta es correcta! Haz esto y vivirás”.
29 Pero el Maestro de la Ley, queriendo justificarse, le preguntó a Jesús: “¿Pero quién es mi prójimo?”
30 Jesús respondió así:
“Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y en el camino, unos ladrones lo asaltaron, le quitaron la ropa, lo golpearon y lo dejaron casi muerto. 31 Resulta que un sacerdote iba por ese mismo camino. Cuando vio al hombre, pasó de largo. 32 También pasó un levita por el lugar. Llegó cerca de él, y al verlo, pasó de largo. 33 Pero un samaritano que viajaba en esa dirección llegó cerca de él. Al verlo, sintió compasión. 34 Entonces acercándose a él, le limpió las heridas con aceite y vino, y luego se las vendó. Después de eso, el samaritano lo puso en su propio animal y lo llevó a una pensión, donde lo cuidó. 35 Al día siguiente, le entregó dos monedas de plata al dueño de la pensión, diciéndole: “Cuídalo y cuando regrese pagaré todo lo que gastes de más”.
36 “En tu opinión, ¿cuál de estos tres te parece haber sido el prójimo de aquel que cayó en manos de los ladrones?
37 El maestro de la Ley le dijo: “El que tuvo compasión de él”. Entonces Jesús le dijo: “Ve y haz tú lo mismo”.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
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