Ciclo litúrgico C de la Iglesia Cristiana Católica

Viernes III Semana Tiempo Ordinario Ciclo C

Evangelio según

San Marcos 4, 26-34

26 Jesús seguía diciendo: “El Reino de Dios es como un hombre que sembró la semilla en la tierra. 27 Ya sea que esté despierto o dormido, la semilla brota y crece sin que él sepa cómo sucede. 28 Es la tierra misma la que produce sus frutos: primero aparece la planta, luego la espiga y luego los granos que llenan la espiga. 29 Cuando las espigas están maduras, el hombre comienza a cortarlas con el cuchillo, porque ha llegado el momento de la cosecha”.

30 También decía: “¿Con qué podemos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola podemos usar para esto? 31 Es como una semilla de mostaza, que es la más pequeña de todas las semillas. 32 Pero después de ser sembrada, crece mucho hasta que es la más grande de todas las plantas, y sus ramas son tan grandes que las aves hacen nidos bajo su sombra”.

33 Usando muchas parábolas como éstas, Jesús le hablaba a la gente de una manera que ellos podían entender. 34 Él sólo les hablaba en parábolas, pero en privado les explicaba todo a los discípulos.

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Jueves III Semana Tiempo Ordinario Ciclo C

Evangelio según

San Marcos 4, 21-25

21 Jesús continuaba diciendo: “¿Alguien enciende una lámpara para ponerla debajo de un cajón o de una cama? ¡Claro que no! Para iluminar bien, debe colocarse en un lugar adecuado, 22 porque todo lo que está oculto será descubierto, y todo lo que está secreto será conocido”. 23 “Si alguien tiene oídos para escuchar, entonces escuche”.

24 También les decía: “Presten atención de lo que oigan porque Dios usará para juzgarte la misma manera que tú usas para juzgar a otros ¡y aún más difícil! 25 porque el que tiene, recibirá más; pero al que no tiene, lo poco que tiene le será quitado”.

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Miércoles III Semana Tiempo Ordinario Ciclo C

Evangelio según

San Marcos 4, 1-20

1 Jesús comenzó a enseñar nuevamente en la orilla del lago de Galilea. La multitud que se reunió a su alrededor era tan grande que entró y se sentó en un bote cerca de la orilla donde estaba la gente. 2 Él usaba parábolas para enseñar muchas cosas y les proclamaba su enseñanza:

3 “¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar, 4 y mientras tiraba las semillas, algunas cayeron al borde del camino, y los pájaros llegaron y se las comieron. 5 Otra parte de las semillas cayó en un lugar donde había muchas piedras y poca tierra. Las semillas pronto brotaron porque la tierra no era profunda, 6 pero cuando salió el sol, quemó las plantas y se secaron porque no tenían raíces. 7 Otras semillas cayeron entre las espinas, que crecieron y ahogaron las plantas. Por eso no dieron frutos. 8 Pero las semillas que cayeron en tierra buena brotaron, crecieron y dieron fruto: unas treinta, otras sesenta y otras cien veces”.

9 Y Jesús les decía: “El que tenga oídos para escuchar, entonces que escuche”.

10 Cuando la multitud se fue, la gente que se quedó allí comenzó, junto con los doce discípulos, a hacerle preguntas a Jesús sobre las parábolas.

11 Él les decía: “A ustedes se les ha dado a conocer el misterio del Reino de Dios, pero para los que están fuera, todas estas cosas se les enseñan en parábolas, 12 para que los que están viendo, vean y no observen nada, y para que los que están escuchando, escuchen y no comprendan; pues de lo contrario, volverían a Dios, y Él los perdonaría”.

13 Entonces Jesús les dijo: “Si no entienden esta parábola, ¿cómo entenderán las demás?” 14 “El sembrador siembra el mensaje de Dios. 15 Algunas personas que lo escuchan son como las semillas que han caído en el camino. Tan pronto como la escuchan, Satanás viene y toma el mensaje que se ha sembrado en sus corazones. 16 Otras personas son como semillas que se sembraron donde había muchas piedras. Cuando escuchan el mensaje, lo aceptan inmediatamente con alegría; 17 pero después de un tiempo estas personas olvidan el mensaje porque no se ha quedado en ellas, y cuando los sufrimientos y las persecuciones llegan por causa del mensaje, pronto abandonan su fe. 18 Otras personas son como semillas sembradas entre espinas. Escuchan el mensaje, 19 pero cuando aparecen las preocupaciones de este mundo, la ilusión de la riqueza y otras ambiciones, estas cosas ahogan el mensaje y no dan fruto. 20 Y están esas personas que son como las semillas que se sembraron en buena tierra. Escuchan y aceptan el mensaje, y producen una gran cosecha: unas, treinta, otras sesenta y otras cien veces”.

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Martes III Semana Tiempo Ordinario Ciclo C

Evangelio según

San Marcos 3, 31-35

31 Entonces vinieron su madre y sus hermanos, pero quedándose afuera, enviaron al alguien para llamarlo. 32 Mucha gente estaba sentada alrededor de Él, y algunos le dijeron: “¡Mira! Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están afuera buscándote”.

33 Él les respondió: “¿Quién es mi madre? ¿Y quiénes son mis hermanos?”

34 Luego, mirando a las personas que estaban sentadas a su alrededor, dijo: “¡Mira! aquí están mi madre y mis hermanos”. 35 Porque el que hace la voluntad de Dios, éste viene a ser mi hermano, mi hermana y mi madre.

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Lunes III Semana Tiempo Ordinario Ciclo C

Evangelio según

San Marcos 3, 22-30

22 Algunos maestros de la Ley, que habían venido de Jerusalén, decían: “Está poseído por Beelzebú, y expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios”.

23 Jesús llamándolos junto Él, comenzó a hablarles en parábolas: “¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? 24 Si un reino se divide en grupos de combate seguramente tal reino no podrá durar. 25 Si una familia se divide contra sí misma, tal familia no podrá durar. 26 Si Satanás se ha enfrentado contra sí mismo y se divide en bandos que luchan entre sí, no podrá durar porque ha llegado su final”.

27 “Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y robar su propiedad si primero no logra atarlo. Sólo entonces esta persona puede robar la casa”.

28 “Ciertamente les digo que los pecados que comete la gente o las blasfemias que digan pueden ser perdonados, 29 pero quien blasfeme contra el Espíritu Santo nunca será perdonado porque la culpa de este pecado dura para siempre”.

30 Jesús habló así porque ellos decían que estaba dominado por un espíritu maligno.

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