Sábado XXIV Semana Tiempo Ordinario Ciclo A
Evangelio según
San Lucas 8, 4-15
4 Una gran multitud, que venía de varias ciudades, vino a ver a Jesús, y juntándose los que acudían a Él, les habló por medio de una parábola:
5 “Un sembrador salió a sembrar su semilla, y mientras sembraba, algunas cayeron al costado del camino, donde fueron pisoteadas y las aves se las comieron. 6 Una parte cayó sobre las piedras, y cuando comenzaron a brotar, se secaron porque no había humedad. 7 Otra parte cayó entre las espinas, que crecieron con las plantas al mismo tiempo y las ahogaron. 8 Pero una parte cayó en buen terreno y crecieron y produjeron fruto de cien granos por cada semilla”. Hablando de estas cosas, Jesús proclamó: “El que tengo oídos para oír que oiga”.
9 Los discípulos de Jesús preguntaron qué quería decir esta parábola.
10 Él les respondió: “A ustedes se les ha dado a conocer los misterios del Reino de Dios, pero para otros todo se enseña a través de parábolas, para que viendo no vean y oyendo, no entiendan” (Isa 6:9.10).
11 “Lo que significa esta parábola es esto: la semilla es la palabra de Dios. 12 Los que están al costado del camino son las personas que escuchan la palabra pero luego el diablo viene y quita la palabra de sus corazones para que no crean y no se salven. 13 Los que están entre las piedras son las personas que cuando escuchan la palabra, la reciben con gran alegría; pero no tienen raíces y, por tanto, creen solo por un tiempo y cuando llega la tentación, la abandonan. 14 Los que están entre las espinas son las personas que escuchan la palabra pero con las preocupaciones y las riquezas y los placeres de la vida, se van ahogando y no llegan a madurar. 15 Pero la parte que cayó en buen terreno son aquellas personas que escuchan la palabra con un corazón bueno y recto, la retienen y producen buen fruto con perseverancia”.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
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