Lunes VIII Semana Tiempo Ordinario Ciclo B
Evangelio según
San Juan 19, 25-34
25 Cerca de la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la esposa de Cleofás, y también María Magdalena.
26 Cuando Jesús vio a su madre y al discípulo a quien Él amaba, que estaba presente cerca de ella, le dijo: “Mujer, aquí mismo tienes a tu hijo”.
27 Luego le dijo al discípulo: “Aquí está tu madre”. Y a partir de aquella hora, el discípulo la recibió para que se quedara con él.
28 Después de ese momento, Jesús sabiendo que todo estaba ya consumado, para que se cumpliese lo que dice la Escritura, dijo: “¡Tengo sed!”
29 Había un jarro lleno de vinagre, entonces ellos mojaron una esponja en el vinagre, pusieron la esponja en un rama de hisopo y le tocaron la boca con ella. 30 Cuando Jesús bebió el vinagre, dijo: “¡Todo está cumplido!”
Luego bajando la cabeza, murió entregando el espíritu.
31 Entonces los líderes judíos le pidieron a Pilato que rompiera las piernas de los que habían sido crucificados y que los quitara de las cruces. Porque era el día de la Preparación, y así los cuerpos no quedarían en la cruz en el sábado, pues aquel era el Gran Sábado.
32 Los soldados, entonces, fueron y rompieron las piernas del primer hombre que había sido crucificado con Jesús y luego rompieron las piernas del otro, 33 pero cuando se acercaron a Jesús, vieron que ya estaba muerto y por eso no le rompieron las piernas. 34 Pero uno de los soldados atravesó el costado de Jesús con una lanza y al instante, salió sangre y agua.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
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