Viernes Santo de la Pasión del Señor Ciclo B

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2021-04-02 Todo el día

Evangelio según

San Juan 18, 1-40;19, 1-42

1 Después de decir estas cosas, Jesús salió con los discípulos y se fue al otro lado del riachuelo del Cedrón. Allí había un jardín, donde Jesús entró con sus discípulos. 2 Judas, el traidor, también conocía ese lugar porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. 3 Así que Judas, tomando consigo una un grupo de soldados y algunos guardias de los principales sacerdotes y fariseos, fueron al jardín armados y llevando linternas y antorchas. 4 Jesús, sabiendo todas las cosas que le iban a pasar, caminó hacia ellos y les preguntó: “¿A quién están buscando?”

5 Ellos le respondieron: “¡A Jesús de Nazaret!”

Jesús les dijo: “¡Yo soy!”

Judas, el traidor, estaba también con ellos. 6 Cuando Jesús dijo: “Yo soy”, retrocedieron y cayeron al suelo.

7 Jesús les preguntó de nuevo: “¿A quién están buscando?” Ellos respondieron de nuevo: “¡A Jesús de Nazaret!”

8 Jesús dijo: “Ya les he dicho que soy Yo. Si me están buscando a mí, ¡dejen que estos otros se vayan!”

9 Jesús dijo esto para que se cumpliese lo que había dicho antes: “de todos los que me diste, ninguno perdí”.

10 Entonces Simón Pedro, quien tenía una espada, la sacó, atacó a un empleado del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El empleado se llamaba Malco. 11Jesús, entonces, le dijo a Pedro: “¡Mete tu espada en la funda! ¿Crees que no beberé la copa de sufrimiento que el Padre me ha dado?”

12 Entonces el grupo de los soldados, el comandante y los guardias de los judíos arrestaron a Jesús y lo ataron. 13 Luego se lo llevaron primero a la casa de Anás porque él era el suegro de Caifás, quien era el Sumo Sacerdote en ese año. 14 Caifás fue quien había aconsejado a los líderes judíos que lo mejor para ellos era que solo un hombre muriera por el pueblo.

15 Simón Pedro seguía a Jesús, junto con el otro discípulo. Ese discípulo era conocido por el Sumo Sacerdote y por eso logró entrar al patio de la casa de Anás con Jesús; 16 pero Pedro se quedó afuera, cerca de la puerta. El otro discípulo, conocido por el Sumo Sacerdote, salió y habló con la empleada que estaba encargada de la puerta, y ella dejó entrar a Pedro. 17 Entonces ella le preguntó: “¿No eres tú uno de los seguidores de ese hombre?” Él le respondió: ¡No los soy!

18 Debido al frío, los sirvientes y los guardias habían encendido un fuego y estando de pie, estaban calentándose a su alrededor. Pedro también estaba de pie entre ellos, calentándose junto al fuego.

19 El Sumo Sacerdote le hizo algunas preguntas a Jesús sobre sus seguidores y su enseñanza.

20 Jesús le respondió: “He hablado con todos en público, y siempre he enseñado en la sinagoga y en el patio del Templo, donde se reúnen todos los judíos, y nunca dije nada en secreto. 21 Entonces, ¿por qué me haces estas preguntas? Pregúntales a los que me han escuchado, ya que saben muy bien lo que les he dicho”.

22 Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias del Templo que estaba allí lo golpeó en la cara y le dijo: “¿De esta forma le hablas al Sumo Sacerdote?”

23 Jesús le respondió: “Si he hablado mal, ¡prueba en qué cosa está el mal! Pero si no he hablado mal, ¿por qué me pegas?”

24 Entonces Anás envió a Jesús atado a Caifás, el Sumo Sacerdote.

25 Pedro todavía estaba parado allí, calentándose junto al fuego, y algunos de los presentes le preguntaron: “¿No eres tú uno de los seguidores de ese hombre? Pedro, negándolo, dijo: “¡No lo soy!”

26 Uno de los empleados del Sumo Sacerdote, un pariente del hombre a quien Pedro le había cortado la oreja, le preguntó: “¿No te vi yo con Él en el jardín?”

27 Pedro de nuevo lo negó. Y en ese mismo instante el gallo cantó.

28 Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Era ya temprano en la mañana, y los líderes judíos no entraron al palacio porque querían permanecer puros para poder comer la cena de Pascua. 29 Entonces el gobernador Pilato salió a recibirlos y les preguntó: “¿Qué acusación tienen ustedes contra este hombre?”

30 Ellos respondieron: “¿Crees que te entregaríamos a este hombre si no hubiera cometido un crimen?”

31 Pilato dijo: “Tomen a este hombre y júzguenlo ustedes mismos, de acuerdo con su Ley”.

Luego los judíos le respondieron: “No tenemos autoridad de matar a nadie”.

32 Esto sucedió para que se cumpliera la palabra que Jesús dijo sobre la manera en que iba a morir.

33 Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?”

34 Jesús le respondió: ¿Estás diciendo esto por ti mismo, o te lo han dicho otras personas de mí?”

35 Pilato dijo: “¿Soy yo judío por casualidad? Tu propia gente y los principales sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?”

36 Jesús respondió: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis seguidores lucharían para que Yo no fuera entregado a los líderes judíos. Pero mi Reino no es de este mundo”

37 Le preguntó Pilato: “¿Entonces tú eres el rey?”

Jesús le respondió: “¡Tú estás diciendo que yo soy el rey! Para esto Yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Toda persona que es de la verdad, escucha mi voz”.

38 Pilato le dijo: “¿Cuál es la verdad?”

Después de decir esto, Pilato volvió a salir a hablar con la multitud de los judíos y les dijo: “No veo razón para condenar a este hombre. 39 Pero, ustedes tienen la costumbre de que les libere un prisionero en la fiesta de Pascua. ¿Quieren entonces que les libere al rey de los judíos?”

40 Todos comenzaron a gritar de nuevo: “¡No a ese hombre! ¡Libera a Barrabás!”  Barrabás era un criminal.

1 En ese momento Pilato, tomando a Jesús, hizo que lo azotaran. 2 Los soldados hicieron una corona de ramas espinosas, se la pusieron en la cabeza y lo vistieron con una capa roja, 3 diciéndole: “¡Viva el Rey de los judíos!”, y lo golpeaban en la cara.

 4 Pilato volvió a salir y dijo a la multitud: “¡Aquí se los traigo, para hacerles saber que no encuentro ningún delito para condenarlo!”

5 Entonces Jesús salió con la corona de espinas en la cabeza y vestido con la capa roja. Pilato les dijo: “¡Aquí mismo está el hombre!”

6 Cuando los principales sacerdotes y los guardias del Templo vieron a Jesús, comenzaron a gritar: “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!”

Pilato les dijo: “Ustedes mismos tómenlo y crucifíquenlo porque yo no encuentro ninguna razón criminal para condenar a este hombre”.

7 Los judíos le respondieron: “Nosotros tenemos una Ley, y de acuerdo a nuestra Ley, este hombre debe morir porque dice ser el Hijo de Dios”.

8 Cuando Pilato oyó esto, tuvo aún más miedo. 9 Entró nuevamente al palacio y le preguntó a Jesús: “¿De dónde tú eres? Pero Jesús no le respondió. 10 Entonces Pilato le dijo: ¿No quieres hablar conmigo? Recuerda que tengo la autoridad para liberarte como para que te crucifiquen”.

11 Jesús le respondió: “No tienes ninguna autoridad sobre mí, excepto solo aquella te ha sido dada por Dios. Por tanto, el que me ha entregado a ti, es culpable de un pecado mayor”.

12 A partir de ese momento, Pilato quería liberar a Jesús, pero los judíos gritaban, diciendo: “Si liberas a ese hombre, ¡no eres amigo del Emperador! ¡Toda persona que se hace rey, es enemigo del Emperador!”

13 Cuando Pilato oyó esto, sacó a Jesús afuera y se sentó en la sala del tribunal, en el lugar llamado “Acera de piedra”, o “Enlosado”, que en hebreo es “Gabatá”.

14 Era casi mediodía y era el momento de la preparación de la Pascua. Pilato, entonces, dijo a los judíos: “¡Aquí está su Rey!”

15 Pero ellos gritaron: “¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!”.

Pilato les preguntó: “¿Quieren ustedes que crucifique a su Rey?”

Los principales sacerdotes respondieron: “Nuestro único rey es el Emperador”.

16 Con esto Pilato entregó a Jesús a los soldados para que fuera crucificado. Ellos, entonces, se lo llevaron.

17 Jesús salió llevando su cruz, yendo al lugar llamado “La Calavera” (que en hebreo se dice “Gólgota”).

18 Allí los soldados crucificaron a Jesús, y también crucificaron a otros dos hombres, uno a cada lado de Él, estando Jesús en el medio.

19 Pilato también escribió en un letrero la causa de la condena que decía: “Jesús el Nazareno, rey de los judíos”.

20 Muchos de los judíos leyeron el letrero porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad. El letrero estaba escrito en hebreo, griego y latín.

 21 Entonces los principales sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: “No escribas: ‘Rey de los judíos’, sino escribe: ‘Este hombre dijo: yo soy el rey de los judíos’”.

22 Pilato respondió: “Lo que he escrito, he escrito”.

23 Después de que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron su ropa y la dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica que era perfecta sin costura, toda tejida en una sola pieza de arriba a abajo. 24 Entonces los soldados se dijeron unos a otros: “No partamos la túnica, sino apostémosla para ver quien se la gana a la suerte”.

Esto sucedió para que se cumpliese lo que dice la Escritura: “Repartieron mis vestidos entre ellos y sobre mi ropa echaron las suertes” (Ex 12:46; Nm 9:12; Sal 34:20). De esta manera lo hicieron los soldados.

25 Cerca de la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre,  María, la esposa de Cleofás, y también María Magdalena.

26 Cuando Jesús vio a su madre y al discípulo a quien Él amaba, que estaba presente cerca de ella, le dijo: “Mujer, aquí mismo tienes a tu hijo”.

27 Luego le dijo al discípulo: “Aquí está tu madre”. Y a partir de aquella hora, el discípulo la recibió para que se quedara con él.

28 Después de ese momento, Jesús sabiendo que todo estaba ya consumado, para que se cumpliese lo que dice la Escritura, dijo: “¡Tengo sed!”

29 Había un jarro lleno de vinagre, entonces ellos mojaron una esponja en el vinagre, pusieron la esponja en un rama de hisopo y le tocaron la boca con ella. 30 Cuando Jesús bebió el vinagre, dijo: “¡Todo está cumplido!”

Luego bajando la cabeza, murió entregando el espíritu.

31 Entonces los líderes judíos le pidieron a Pilato que rompiera las piernas de los que habían sido crucificados y que los quitara de las cruces. Porque era el día de la Preparación, y así los cuerpos no quedarían en la cruz en el sábado, pues aquel era el Gran Sábado.

32 Los soldados, entonces, fueron y rompieron las piernas del primer hombre que había sido crucificado con Jesús y luego rompieron las piernas del otro, 33 pero cuando se acercaron a Jesús, vieron que ya estaba muerto y por eso no le rompieron las piernas. 34 Pero uno de los soldados atravesó el costado de Jesús con una lanza y al instante, salió sangre y agua.

35 El que vio esto da testimonio, y su testimonio es verdadero, ya que él sabe que dice la verdad para que todos ustedes también crean 36 Estas cosas sucedieron para que se cumpliese lo que dice la Escritura: “Ninguno de sus huesos será roto”. 37 Y de igual manera otro lugar de la Escritura dice: “Mirarán al que atravesaron”.

38 Después de esto, José, de la ciudad de Arimatea, que era un discípulo de Jesús, pero en secreto, porque tenía miedo de los líderes judíos, le pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Pilato se lo permitió, y José fue y se llevó el cuerpo de Jesús. 39 Nicodemo, el que había ido a hablar con Jesús por la noche, fue también con José, llevando como unos treinta y cuatro kilos de una mezcla de aloe y mirra. 40 Los dos hombres tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en sábanas sobre las cuales habían extendido esta mezcla de especias aromáticas, como era la costumbre judía de preparar los cuerpos para ser sepultados.

41 En el lugar donde Jesús había sido crucificado había un jardín, y en ese jardín había una tumba nueva donde aún no se había sepultado a nadie. 42 Pusieron el cuerpo de Jesús allí porque la tumba estaba cerca ya que era la preparación de los judíos.

                                                         TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

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  • 2023-12-08 Todo el día

    Evangelio según

    San Lucas 1, 26-38

    26 En el sexto mes (de embarazo de Isabel), el ángel Gabriel fue enviado a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen que estaba comprometida con un hombre llamado José, un descendiente del rey David. El nombre de la virgen era María. 28 Entrando donde ella estaba, el ángel le dijo: “¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo”.

    29 Pero María quedó confundida a causa de estas palabras y se preguntaba qué significaba ese saludo. 30 Entonces el ángel le dijo:

    “No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia delante de Dios. 31 he aquí que quedarás embarazada y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. 32 Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor, Dios, le dará el trono de su antepasado, el rey David. 33 Él reinará sobre los descendientes de Jacob, y su reino no tendrá fin”.

    34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo podrá suceder esto, si soy virgen?”

    35 El ángel le respondió:

    “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por tanto, el niño será llamado santo e Hijo de Dios. 36 he aquí que tu pariente Isabel ha quedado embarazada a pesar de su vejez. Es ya el sexto mes para ella, quien era llamada estéril, 37 porque nada es imposible para Dios”.

    38 Entonces María respondió: “He aquí la esclava del Señor; que se haga conmigo según tu palabra”. Y el ángel se fue.

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  • 2023-12-09 Todo el día

    Evangelio según

     San Mateo 9, 35-38.10,1.5a.6-8

    35 Jesús visitaba todas las ciudades y pueblos, enseñando en sus sinagogas, predicando la buena noticia del Reino y curando todo tipo de enfermedad y toda debilidad.

    36 Cuando Jesús vio a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban afligidas y abandonadas como ovejas que no tienen un pastor.

    37 Entonces dijo a los discípulos: “La cosecha es muy grande, pero los trabajadores son pocos; 38 por eso, pídanle al dueño de la plantación que envíe trabajadores a su cosecha”.

    1 Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio la autoridad para expulsar espíritus malignos y sanar todas las dolencias y enfermedades graves.

    5 Jesús envió a estos doce, dándoles las siguientes instrucciones: 

    6  Busquen las ovejas perdidas del pueblo de Israel. 7 Vayan y anuncien esto: ‘El Reino de los Cielos está cerca’. 8 Curen a los enfermos, limpien a los leprosos, resuciten a los muertos y expulsen a los demonios. Lo que han recibido sin pagar, lo deben dar sin pagar.

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  • 2023-12-10 Todo el día

    Evangelio según

    San Marcos 1, 1-8

    1 Comienzo de la buena noticia sobre Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios. 2 Como ha sido escrito en el profeta Isaías: “Mira, envío mi mensajero delante de ti para preparar tu camino”. 3 “Voz del que está gritando en el desierto: ¡Prepara el camino para que el Señor pase!¡Haz caminos rectos para Él!”.

    4 Así es como apareció Juan el Bautista en el desierto, bautizando al pueblo y anunciando el mensaje sobre el bautismo de conversión para el perdón de los pecados.

    5 Muchos habitantes de Judea y Jerusalén venían a escuchar a Juan, confesando sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán. 6 Juan llevaba un vestido hecho de pelo de camello y un cinturón de cuero, y comía saltamontes y miel pura de abejas. 7 Él anunciaba con voz potente al pueblo lo siguiente: “Después de mí viene alguien que es más importante que yo, y no merezco agacharme y desatar las correas de sus sandalias. 8 Yo los bautizo con agua, pero Él los bautizará con el Espíritu Santo”.

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  • 2023-12-11 Todo el día

    Evangelio según

    San Lucas 5, 17-26

    17 Un día Jesús estaba enseñando, y algunos fariseos y maestros de la Ley que estaban sentados allí, habían venido de todas las ciudades de Galilea, de Judea y también de Jerusalén. El poder del Señor estaba con Jesús para sanar a los enfermos, 18 y he aquí que algunos hombres trajeron a un paralítico acostado en una camilla y querían entrar a la casa y colocarlo ante Jesús. 19 Sin embargo, no encontrando como meterlo dentro, debido a la multitud, subieron al techo y lo bajaron con la camilla a través del techo y lo pusieron allí en medio, frente a Jesús. 20 Jesús, viendo la fe de ellos, dijo: “Hombre, tus pecados están perdonados”.

    21 Los maestros de la Ley y los fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este hombre que blasfema contra Dios de esta manera? Nadie puede perdonar pecados sino solo Dios”.

    22 Pero Jesús dándose cuenta de sus razonamientos, respondiendo les dijo: “¿Por qué están pensando así en sus corazones? 23 ¿Qué es más fácil? ¿Decir: ‘Tus pecados son perdonados’ o ‘Levántate y camina’? 24 Pero para que sepan que el Hijo del Hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados” —dijo al paralítico— “A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” 

    25 Inmediatamente, el hombre se levantó frente a ellos, tomó la camilla y se fue a su casa, alabando a Dios. 26 Todos estaban muy asombrados y, llenos de miedo, glorificaban a Dios diciendo: “¡Cosas maravillosas hemos visto hoy!”.

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  • 2023-12-12 Todo el día

    Evangelio según

    San Lucas 1, 26-38

    26 Todos estaban muy asombrados y, llenos de miedo, glorificaban a Dios diciendo: “¡Cosas maravillosas hemos visto hoy!”.

    27 Después de estas cosas, Jesús salió y vio a un cobrador de impuestos llamado Leví, sentado en el lugar donde se pagaban los impuestos, y Jesús le dijo: “Sígueme”.

    28 Leví se levantó, dejándolo todo, y siguió a Jesús. 29 Entonces Leví tuvo una gran fiesta para Jesús en su casa. Había muchos cobradores de impuestos allí, y otras personas estaban sentados con ellos. 30 Los fariseos y los maestros de la Ley, murmuraban contra los discípulos de Jesús, diciendo: “¿Por qué comen y beben con cobradores de impuestos y pecadores?”

    31 Jesús respondiendo, les dijo: “Los que están sanos no necesitan un médico, sino los enfermos. 32 No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se arrepientan”.

    33 Entonces ellos le dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan a menudo ayunan y dicen oraciones, y los discípulos de los fariseos hacen lo mismo, pero tus discípulos comen y beben”.

    34 Jesús les respondió: “¿Creen que pueden obligar a los invitados de una fiesta de bodas a ayunar mientras el novio está con ellos? 35 Pero vendrán días cuando el novio les será quitado; entonces en aquellos días ayunarán”.

    36 Jesús también les dijo una parábola: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para arreglar un vestido viejo. Si alguien hace esto, arruinará el vestido nuevo, y la nueva pieza de tela no quedará bien con el vestido viejo. 37 Nadie pone vino nuevo en recipientes viejos. Si uno hace esto, el vino nuevo hará reventar los recipientes, el vino se perderá y los recipientes se romperán. 38 Por el contrario, el vino nuevo debe ponerse en recipientes nuevos

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  • 2023-12-13 Todo el día

    Evangelio según

    San Mateo 11, 28-30

    28 “Vengan a mí, todos ustedes que están cansados ​​de llevar sus pesadas cargas, y les haré descansar. 29 Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí porque soy amable y de corazón humilde, y encontrarán descanso para vuestras almas. 30 Porque mi yugo es fácil y mi carga es ligera”.

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  • 2023-12-14 Todo el día

    Evangelio según

    San Mateo 11,11-15

    11 Ciertamente les digo que de todos los nacidos de mujer, Juan el Bautista es el más grande. Pero el más pequeño del Reino de los Cielos es más grande que él. 12 Desde los días en que Juan anunció su mensaje, hasta hoy, el Reino de los Cielos ha sido atacado con violencia, y personas violentas intentan conquistarlo. 13 Hasta el tiempo de Juan, todos los Profetas y la Ley de Moisés profetizaron sobre el Reino. 14 Y si quieren creer su mensaje, Juan es el profeta Elías quien debía venir. 15 El que tenga oídos que oiga”.

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  • 2023-12-15 Todo el día

    Evangelio según

    San Mateo 11, 16-19

    16 ¿Pero con quién puedo comparar las personas de hoy? Se asemejan a los niños sentados en las plazas que gritan a los otros: 17 “Tocamos la flauta, pero no bailaron. Entonamos canciones funerarias, pero no lloraron”.

    18 “Vino Juan quien ayunaba y no bebía vino, y todos dicen: ‘Está dominado por un demonio’. 19 Vino el Hijo del Hombre quien come y bebe, y todos dicen: ‘¡Mira! ¡Este hombre es un glotón y un borracho! Amigo de los cobradores de impuestos y otras personas de mala reputación’. Sin embargo, la sabiduría de Dios es justificada por sus obras”.

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  • 2023-12-16 Todo el día

    Evangelio según

    San Mateo 17, 9-13

    9 Luego, mientras bajaban de la montaña, Jesús les dio esta orden: “No le digan a nadie lo que vieron hasta que el Hijo del Hombre resucite”.

    10 Entonces los discípulos le preguntaron: “¿Por qué los maestros de la Ley dicen que Elías debe venir primero?”

    11 Él les respondió: “Es cierto que Elías viene y restaurará todas las cosas, 12 pero les digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo maltrataron como quisieron, y de la misma manera el Hijo del Hombre va a sufrir por causa de ellos”.

    13 Entonces los discípulos entendieron que Jesús estaba hablando de Juan el Bautista.

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  • 2023-12-17 Todo el día

    Evangelio según

    San Juan 1,6-8, 19-28

    6 Hubo un hombre llamado Juan, que fue enviado por Dios 7. Él vino como testimonio para dar pruebas de la luz con el fin que todos pudieran creer por medio de él. 8 Juan no era la luz, pero vino para dar testimonio de la luz

    19 Los líderes judíos enviaron algunos sacerdotes y levitas desde Jerusalén para preguntarle a Juan: “¿Quién eres tú?”, y éste es el testimonio de Juan:

     20 Él declaró claramente y no negó, sino confesó: “Yo no soy el Mesías”.

    21 Le preguntaron de nuevo: “¿Entonces, eres tú Elías?”. Él dijo: “¡No soy!”. Ellos preguntaron otra vez: “¿Eres el Profeta que estamos esperando?” Juan respondió: “No”.

    22 Entonces le dijeron: “Dinos pues quién eres para que podamos responder a quienes nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?”

    23 Juan respondió como dijo el profeta Isaías: “Yo soy la voz que grita en el desierto: hagan recto el camino del Señor” (Isa 40:3).

    24 Los que habían sido enviados de los fariseos, 25 le preguntaron: “Si no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta que estamos esperando, entonces ¿por qué bautizas?”

    26 Juan les respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien que no conocen. 27 Él viene después de mí, pero no soy digno de desatar las correas de sus sandalias”.

    28 Esto sucedió en el pueblo de Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.

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