Viernes Santo de la Pasión del Señor Ciclo C

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2022-04-15 Todo el día

Evangelio según

San Juan 18, 1-40. 19,1-42

1 Después de decir estas cosas, Jesús salió con los discípulos y se fue al otro lado del riachuelo del Cedrón. Allí había un jardín, donde Jesús entró con sus discípulos. 2 Judas, el traidor, también conocía ese lugar porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. 3 Así que Judas, tomando consigo una un grupo de soldados y algunos guardias de los principales sacerdotes y fariseos, fueron al jardín armados y llevando linternas y antorchas. 4 Jesús, sabiendo todas las cosas que le iban a pasar, caminó hacia ellos y les preguntó: “¿A quién están buscando?”

5 Ellos le respondieron: “¡A Jesús de Nazaret!”

Jesús les dijo: “¡Yo soy!”

Judas, el traidor, estaba también con ellos. 6 Cuando Jesús dijo: “Yo soy”, retrocedieron y cayeron al suelo.

7 Jesús les preguntó de nuevo: “¿A quién están buscando?” Ellos respondieron de nuevo: “¡A Jesús de Nazaret!”

8 Jesús dijo: “Ya les he dicho que soy Yo. Si me están buscando a mí, ¡dejen que estos otros se vayan!”

9 Jesús dijo esto para que se cumpliese lo que había dicho antes: “de todos los que me diste, ninguno perdí”.

10 Entonces Simón Pedro, quien tenía una espada, la sacó, atacó a un empleado del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El empleado se llamaba Malco. 11Jesús, entonces, le dijo a Pedro: “¡Mete tu espada en la funda! ¿Crees que no beberé la copa de sufrimiento que el Padre me ha dado?”

12 Entonces el grupo de los soldados, el comandante y los guardias de los judíos arrestaron a Jesús y lo ataron. 13 Luego se lo llevaron primero a la casa de Anás porque él era el suegro de Caifás, quien era el Sumo Sacerdote en ese año. 14 Caifás fue quien había aconsejado a los líderes judíos que lo mejor para ellos era que solo un hombre muriera por el pueblo.

15 Simón Pedro seguía a Jesús, junto con el otro discípulo. Ese discípulo era conocido por el Sumo Sacerdote y por eso logró entrar al patio de la casa de Anás con Jesús; 16 pero Pedro se quedó afuera, cerca de la puerta. El otro discípulo, conocido por el Sumo Sacerdote, salió y habló con la empleada que estaba encargada de la puerta, y ella dejó entrar a Pedro. 17 Entonces ella le preguntó: “¿No eres tú uno de los seguidores de ese hombre?” Él le respondió: ¡No los soy!

18 Debido al frío, los sirvientes y los guardias habían encendido un fuego y estando de pie, estaban calentándose a su alrededor. Pedro también estaba de pie entre ellos, calentándose junto al fuego.

19 El Sumo Sacerdote le hizo algunas preguntas a Jesús sobre sus seguidores y su enseñanza.

20 Jesús le respondió: “He hablado con todos en público, y siempre he enseñado en la sinagoga y en el patio del Templo, donde se reúnen todos los judíos, y nunca dije nada en secreto. 21 Entonces, ¿por qué me haces estas preguntas? Pregúntales a los que me han escuchado, ya que saben muy bien lo que les he dicho”.

22 Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias del Templo que estaba allí lo golpeó en la cara y le dijo: “¿De esta forma le hablas al Sumo Sacerdote?”

23 Jesús le respondió: “Si he hablado mal, ¡prueba en qué cosa está el mal! Pero si no he hablado mal, ¿por qué me pegas?”

24 Entonces Anás envió a Jesús atado a Caifás, el Sumo Sacerdote.

25 Pedro todavía estaba parado allí, calentándose junto al fuego, y algunos de los presentes le preguntaron: “¿No eres tú uno de los seguidores de ese hombre? Pedro, negándolo, dijo: “¡No lo soy!”

26 Uno de los empleados del Sumo Sacerdote, un pariente del hombre a quien Pedro le había cortado la oreja, le preguntó: “¿No te vi yo con Él en el jardín?”

27 Pedro de nuevo lo negó. Y en ese mismo instante el gallo cantó.

28 Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Era ya temprano en la mañana, y los líderes judíos no entraron al palacio porque querían permanecer puros para poder comer la cena de Pascua. 29 Entonces el gobernador Pilato salió a recibirlos y les preguntó: “¿Qué acusación tienen ustedes contra este hombre?”

30 Ellos respondieron: “¿Crees que te entregaríamos a este hombre si no hubiera cometido un crimen?”

31 Pilato dijo: “Tomen a este hombre y júzguenlo ustedes mismos, de acuerdo con su Ley”.

Luego los judíos le respondieron: “No tenemos autoridad de matar a nadie”.

32 Esto sucedió para que se cumpliera la palabra que Jesús dijo sobre la manera en que iba a morir.

33 Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?”

34 Jesús le respondió: ¿Estás diciendo esto por ti mismo, o te lo han dicho otras personas de mí?”

35 Pilato dijo: “¿Soy yo judío por casualidad? Tu propia gente y los principales sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?”

36 Jesús respondió: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis seguidores lucharían para que Yo no fuera entregado a los líderes judíos. Pero mi Reino no es de este mundo”

37 Le preguntó Pilato: “¿Entonces tú eres el rey?”

Jesús le respondió: “¡Tú estás diciendo que yo soy el rey! Para esto Yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Toda persona que es de la verdad, escucha mi voz”.

38 Pilato le dijo: “¿Cuál es la verdad?”

Después de decir esto, Pilato volvió a salir a hablar con la multitud de los judíos y les dijo: “No veo razón para condenar a este hombre. 39 Pero, ustedes tienen la costumbre de que les libere un prisionero en la fiesta de Pascua. ¿Quieren entonces que les libere al rey de los judíos?”

40 Todos comenzaron a gritar de nuevo: “¡No a ese hombre! ¡Libera a Barrabás!”  Barrabás era un criminal.

1 En ese momento Pilato, tomando a Jesús, hizo que lo azotaran. 2 Los soldados hicieron una corona de ramas espinosas, se la pusieron en la cabeza y lo vistieron con una capa roja, 3 diciéndole: “¡Viva el Rey de los judíos!”, y lo golpeaban en la cara.

 4 Pilato volvió a salir y dijo a la multitud: “¡Aquí se los traigo, para hacerles saber que no encuentro ningún delito para condenarlo!”

5 Entonces Jesús salió con la corona de espinas en la cabeza y vestido con la capa roja. Pilato les dijo: “¡Aquí mismo está el hombre!”

6 Cuando los principales sacerdotes y los guardias del Templo vieron a Jesús, comenzaron a gritar: “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!”

Pilato les dijo: “Ustedes mismos tómenlo y crucifíquenlo porque yo no encuentro ninguna razón criminal para condenar a este hombre”.

7 Los judíos le respondieron: “Nosotros tenemos una Ley, y de acuerdo a nuestra Ley, este hombre debe morir porque dice ser el Hijo de Dios”.

8 Cuando Pilato oyó esto, tuvo aún más miedo. 9 Entró nuevamente al palacio y le preguntó a Jesús: “¿De dónde tú eres? Pero Jesús no le respondió. 10 Entonces Pilato le dijo: ¿No quieres hablar conmigo? Recuerda que tengo la autoridad para liberarte como para que te crucifiquen”.

11 Jesús le respondió: “No tienes ninguna autoridad sobre mí, excepto solo aquella te ha sido dada por Dios. Por tanto, el que me ha entregado a ti, es culpable de un pecado mayor”.

12 A partir de ese momento, Pilato quería liberar a Jesús, pero los judíos gritaban, diciendo: “Si liberas a ese hombre, ¡no eres amigo del Emperador! ¡Toda persona que se hace rey, es enemigo del Emperador!”

13 Cuando Pilato oyó esto, sacó a Jesús afuera y se sentó en la sala del tribunal, en el lugar llamado “Acera de piedra”, o “Enlosado”, que en hebreo es “Gabatá”.

14 Era casi mediodía y era el momento de la preparación de la Pascua. Pilato, entonces, dijo a los judíos: “¡Aquí está su Rey!”

15 Pero ellos gritaron: “¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!”.

Pilato les preguntó: “¿Quieren ustedes que crucifique a su Rey?”

Los principales sacerdotes respondieron: “Nuestro único rey es el Emperador”.

16 Con esto Pilato entregó a Jesús a los soldados para que fuera crucificado. Ellos, entonces, se lo llevaron.

17 Jesús salió llevando su cruz, yendo al lugar llamado “La Calavera” (que en hebreo se dice “Gólgota”).

18 Allí los soldados crucificaron a Jesús, y también crucificaron a otros dos hombres, uno a cada lado de Él, estando Jesús en el medio. 19 Pilato también escribió en un letrero la causa de la condena que decía: “Jesús el Nazareno, rey de los judíos”. 20 Muchos de los judíos leyeron el letrero porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad. El letrero estaba escrito en hebreo, griego y latín.

 21 Entonces los principales sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: “No escribas: ‘Rey de los judíos’, sino escribe: ‘Este hombre dijo: yo soy el rey de los judíos’”.

22 Pilato respondió: “Lo que he escrito, he escrito”.

23 Después de que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron su ropa y la dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica que era perfecta sin costura, toda tejida en una sola pieza de arriba a abajo. 24 Entonces los soldados se dijeron unos a otros: “No partamos la túnica, sino apostémosla para ver quien se la gana a la suerte”.

Esto sucedió para que se cumpliese lo que dice la Escritura: “Repartieron mis vestidos entre ellos y sobre mi ropa echaron las suertes” (Ex 12:46; Nm 9:12; Sal 34:20). De esta manera lo hicieron los soldados.

25 Cerca de la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre,  María, la esposa de Cleofás, y también María Magdalena.

26 Cuando Jesús vio a su madre y al discípulo a quien Él amaba, que estaba presente cerca de ella, le dijo: “Mujer, aquí mismo tienes a tu hijo”.

27 Luego le dijo al discípulo: “Aquí está tu madre”. Y a partir de aquella hora, el discípulo la recibió para que se quedara con él.

28 Después de ese momento, Jesús sabiendo que todo estaba ya consumado, para que se cumpliese lo que dice la Escritura, dijo: “¡Tengo sed!”

29 Había un jarro lleno de vinagre, entonces ellos mojaron una esponja en el vinagre, pusieron la esponja en un rama de hisopo y le tocaron la boca con ella. 30 Cuando Jesús bebió el vinagre, dijo: “¡Todo está cumplido!”

Luego bajando la cabeza, murió entregando el espíritu.

31 Entonces los líderes judíos le pidieron a Pilato que rompiera las piernas de los que habían sido crucificados y que los quitara de las cruces. Porque era el día de la Preparación, y así los cuerpos no quedarían en la cruz en el sábado, pues aquel era el Gran Sábado.

32 Los soldados, entonces, fueron y rompieron las piernas del primer hombre que había sido crucificado con Jesús y luego rompieron las piernas del otro, 33 pero cuando se acercaron a Jesús, vieron que ya estaba muerto y por eso no le rompieron las piernas. 34 Pero uno de los soldados atravesó el costado de Jesús con una lanza y al instante, salió sangre y agua.

35 El que vio esto da testimonio, y su testimonio es verdadero, ya que él sabe que dice la verdad para que todos ustedes también crean 36 Estas cosas sucedieron para que se cumpliese lo que dice la Escritura: “Ninguno de sus huesos será roto”. 37 Y de igual manera otro lugar de la Escritura dice: “Mirarán al que atravesaron”.

38 Después de esto, José, de la ciudad de Arimatea, que era un discípulo de Jesús, pero en secreto, porque tenía miedo de los líderes judíos, le pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Pilato se lo permitió, y José fue y se llevó el cuerpo de Jesús. 39 Nicodemo, el que había ido a hablar con Jesús por la noche, fue también con José, llevando como unos treinta y cuatro kilos de una mezcla de aloe y mirra. 40 Los dos hombres tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en sábanas sobre las cuales habían extendido esta mezcla de especias aromáticas, como era la costumbre judía de preparar los cuerpos para ser sepultados.

41 En el lugar donde Jesús había sido crucificado había un jardín, y en ese jardín había una tumba nueva donde aún no se había sepultado a nadie. 42 Pusieron el cuerpo de Jesús allí porque la tumba estaba cerca ya que era la preparación de los judíos.

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  • 2024-12-01 Todo el día

    Evangelio según

    San Lucas 21, 25-28, 34-36

    25 “Habrá signos en el sol, en la luna, en las estrellas y en la tierra la gente estará angustiada, temerosa del terrible ruido del mar y de las olas. 26 En todo el mundo, muchas personas se quedarán por causa del temor y la curiosidad de las cosas que sucederán en la tierra, ya que los poderes del cielo serán sacudidos. 27 Entonces  verán al Hijo del Hombre descendiendo sobre una nube, con poder y gran gloria. 28 Cuando estas cosas empiecen a suceder, manténganse firmes y levanten la cabeza porque la liberación de ustedes está cerca”.

    34 “¡Manténgase alerta por ustedes mismos! Que sus corazones no se colmen de glotonería, borracheras y de las preocupaciones de esta vida para que aquel día no los agarre por sorpresa, como si fuera una trampa. 35 Porque vendrá sobre todos los que habitan en la superficie de la tierra. 36 Por tanto, vigilen y recen siempre, para que puedan ser tenidos como dignos de escapar de todo lo que sucederá y así puedan estar de pie en la presencia del Hijo del Hombre”.

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  • 2024-12-04 Todo el día

    Evangelio según

    San Mateo 15, 29-37

    29 Jesús salió de allí y fue al lago de Galilea. Luego subió una colina y se sentó allí, 30 mientras grandes multitudes vinieron a Él, trayendo cojos, ciegos, mudos, lisiados y muchas otras personas enfermas, que fueron colocadas a sus pies; y Él sanó a todos. 31 La gente se sorprendía al ver que los mudos hablaban, los lisiados estaban sanados, los cojos caminaban y los ciegos veían, y todos alababan al Dios de Israel.

    32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me compadezco de estas personas porque han estado conmigo durante tres días y no tienen nada para comer. No quiero despedirlos con hambre, ya que se pueden desmayar por el camino”.

    33 Los discípulos le dijeron: “¿Cómo vamos a encontrar, en este lugar desierto, comida suficiente para dar de comer a toda esta gente?”

    34 Preguntó Jesús: “¿Cuántos panes tienen?” Ellos respondieron: “¡Siete panes y algunos pescados!”

    35 Entonces Jesús le dijo a la gente que se sentaran en el suelo. 36 Luego tomó los siete panes y los pescados, dio gracias a Dios, los rompió y se los dio a los discípulos, quienes los distribuyeron a la gente. 37 Todos comieron y quedaron satisfechos. Los discípulos entonces llenaron siete canastas con los pedazos sobrantes.

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  • 2024-12-05 09:29 - 2024-12-05 09:29

    Evangelio según

    San Mateo 7, 21. 24-27

    21 No toda persona que me dice: “Señor, Señor” entrará en el Reino de los Cielos, sino solo quien hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

    24 Quien escucha estas palabras mías y vive de acuerdo con ellas, es como una persona sabia que construyó su casa en la roca. 25 Cayó la lluvia, vinieron las inundaciones y el viento sopló con fuerza contra esa casa; pero no se cayó porque había sido construida en la roca.

    26 El que escucha estas palabras mías, y no vive de acuerdo con ellas, es como un tonto, que construyó su casa en la arena. 27 Cayó la lluvia, vinieron las inundaciones y el viento sopló con fuerza contra esa casa, pero ésta se cayó y fue completamente destruida”.

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  • 2024-12-06 Todo el día

    Evangelio según

    San Mateo 9, 27-31

    27 Jesús salió de ese lugar, y en el camino dos ciegos comenzaron a seguirlo, gritando: “Hijo de David, ten piedad de nosotros”.

    28 Tan pronto como Jesús entró en la casa, los ciegos vinieron a Él, y Jesús les preguntó: “¿Creen que puedo hacer esto?”. Ellos respondieron: “¡Sí, Señor!”

    29 Jesús les tocó los ojos, diciéndoles: “¡Qué se haga para ustedes según su fe!"

    30 Sus ojos fueron sanados. Entonces Jesús les ordenó severamente: “¡No se lo digan a nadie!” 31 Pero cuando ellos salieron, comenzaron a contar la noticia por toda aquella región.

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  • 2024-12-07 Todo el día

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    6 Por el contrario, busquen las ovejas perdidas del pueblo de Israel. 7 Vayan y anuncien esto: ‘El Reino de los Cielos está cerca’. 8 Curen a los enfermos, limpien a los leprosos, resuciten a los muertos y expulsen a los demonios. Lo que han recibido sin pagar, lo deben dar sin pagar.

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  • 2024-12-08 Todo el día

    Evangelio según

    SanLucas 3, 1-6

    1 En el año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, Poncio Pilato gobernaba Judea, Herodes gobernaba como tetrarca de Galilea, su hermano Felipe como tetrarca de las regiones de Iturea y Traconite, y Lisanias como el tetrarca de Abilinia. 2 Cuando eran Anás y Caifás los sumos sacerdotes, le llegó a Juan, hijo de Zacarías, la palabra de Dios mientras estaba en el desierto. 3 Entonces, él atravesó toda la región alrededor del río Jordán, anunciando el bautismo del arrepentimiento para el perdón de los pecados, 4 así como ha sido escrito en el libro de las palabras de Isaías, el profeta:

    “Una voz está gritando en el desierto: preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos. 5 Todo valle será rellenado y todo monte y colina serán aplanados. Los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos serán allanados, 6 y todos verán la salvación de Dios” (Isa 40:3-5).

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  • 2024-12-09 Todo el día

    Evangelio según

    San Lucas 1, 26-38

    26 En el sexto mes (de embarazo de Isabel), el ángel Gabriel fue enviado a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen que estaba comprometida con un hombre llamado José, un descendiente del rey David. El nombre de la virgen era María. 28 Entrando donde ella estaba, el ángel le dijo: “¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo”.

    29 Pero María quedó confundida a causa de estas palabras y se preguntaba qué significaba ese saludo. 30 Entonces el ángel le dijo:

    “No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia delante de Dios. 31 he aquí que quedarás embarazada y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. 32 Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor, Dios, le dará el trono de su antepasado, el rey David. 33 Él reinará sobre los descendientes de Jacob, y su reino no tendrá fin”.

    34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo podrá suceder esto, si soy virgen?”

    35 El ángel le respondió:

    “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por tanto, el niño será llamado santo e Hijo de Dios. 36 he aquí que tu pariente Isabel ha quedado embarazada a pesar de su vejez. Es ya el sexto mes para ella, quien era llamada estéril, 37 porque nada es imposible para Dios”.

    38 Entonces María respondió: “He aquí la esclava del Señor; que se haga conmigo según tu palabra”. Y el ángel se fue.

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  • 2024-12-10 Todo el día

    Evangelio según

    San Mateo 18, 12-14

    12 - ¿Qué opinan? Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se pierde ¿No deja a las noventa y nueve pastando en la montaña y se va a buscar la oveja perdida? 13 Y si ocurre que la encuentra, ciertamente les digo que estará mucho más feliz por esa oveja que por las noventa y nueve que no se perdieron. 14 De la misma manera, el Padre de ustedes en los cielos tampoco quiere que ninguno de estos pequeños se pierda”.

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  • 2024-12-11 Todo el día

    Evangelio según

    San Mateo 11, 28-30

    28 “Vengan a mí, todos ustedes que están cansados ​​de llevar sus pesadas cargas, y les haré descansar. 29 Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí porque soy amable y de corazón humilde, y encontrarán descanso para vuestras almas. 30 Porque mi yugo es fácil y mi carga es ligera”.

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  • 2024-12-13 Todo el día

    Evangelio según

    San Mateo 11, 16-19

    16 ¿Pero con quién puedo comparar las personas de hoy? Se asemejan a los niños sentados en las plazas que gritan a los otros: 17 “Tocamos la flauta, pero no bailaron. Entonamos canciones funerarias, pero no lloraron”.

    18 “Vino Juan quien ayunaba y no bebía vino, y todos dicen: ‘Está dominado por un demonio’. 19 Vino el Hijo del Hombre quien come y bebe, y todos dicen: ‘¡Mira! ¡Este hombre es un glotón y un borracho! Amigo de los cobradores de impuestos y otras personas de mala reputación’. Sin embargo, la sabiduría de Dios es justificada por sus obras”.

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